Vosotros habéis visto sus caras y por sus actos les recordaréis

Suelo escribir cuando algo me solivianta el alma, cosa que en política, estos últimos años, ocurre demasiado a menudo, aunque para algunos, la habitualidad provoca una normalidad aceptada totalmente inmunda.

Escribir es para mí, un chillido de horror cuando cada institución es asaltada y cuyo honor es mancillado. Escribir es un grito al despertar de los españoles de su día a día personal para que levanten la mirada y se esfuercen por visualizar la “macro” política, esa que está fuera de sus hogares, para que analicen las consecuencias que tendrá en ellos posteriormente. Escribir es hoy, una necesidad imperiosa, pues estamos siendo testigos de un asesinato a plena luz del día, a cámara lenta y con alevosía y premeditación.

Cada ciudadano, cada español es cómplice si mira sin denunciar esta infamia, que es la última estocada a la separación de poderes, pilar de las democracias europeas, que costó tantos siglos instaurar, tanta sangre implantar y tanto esfuerzo mantener.

Hoy, ante la mirada atónita de algunos y a la vista ausente de otros, se cumple el deseo supremo del comunismo autoritario: dejar sin armas al propio poder judicial para protegerse de un golpe de estado perpetrado desde el propio gobierno.

De este modo, será eterna la posición de autoridad, infinito el poder, castigador de inocentes o liberador de culpables, pues nada, ninguna medida legal podrá utilizarse sin la aprobación del señalado dictador

¿Cuántas veces no habremos visto en la Historia, (Historia real, no la fabricada con la receta 1.984) que un gobierno electo se adueña del poder a perpetuidad? ¿Qué pasa si, además, el gobierno aunque legal, ignominioso, lo usurpase? Qué medios darían cobertura real a la obscena infiltración en el CGPJ y sus consecuencias si no quedaran escasos informadores independientes como Alvise Pérez entre otros pocos?

El comunismo 2030 entra en Europa, tras haber corrompido sus instituciones como una gangrena que invade cada vena del cuerpo sano.

La invasión y aniquilación de los valores europeos empieza, de facto y a todos los niveles, por España

España, que es uno de los mayores representantes de la historia cristiana, será la primera en caer, pues es también un símbolo a derribar. Caerá, si seguimos impasibles cuan vacas mirando el pasar de los trenes. Vacas que por cierto, los globalistas quieren exterminar también.

Los televidentes anestesiados ya, no alteran su ánimo al ver indultos efectivos a todo gañán y traidor, cuando ven la legislación utilizada para arruinarles y pasar por alto los actos de los grandes delincuentes. No se inmutan cuando les mienten al unísono en todos los informativos, han relegado en el Gobierno el pensar y luchar, el decidir y actuar. Han relegado su esencia española, su esencia histórica, y ahora, su esencia de ser humano.

Así como Perú detuvo con armas democráticas el intento burdo de golpe de estado, en el mismo minuto en que se estaba perpetrando, España quedaría atada de pies y manos, con el agravante de ser asesinada por su propio gobierno.

La democracia tiene caducidad, señores. Poco nos queda de aquella palabra, nunca tan mancillada como hoy día, LIBERTAD

Habrá quiénes digan, sin estar faltos de razón, que si no hemos protegido el cuarto poder del soborno, si no hemos protegido el cumplimiento de nuestra Constitución dejando sin consecuencias los actos anticonstitucionales, si no hemos protegido nuestros derechos como el de presunción de inocencia y el de libre expresión, dejando que se corrompan todos los ámbitos y recovecos de la libertad, ¿cómo vamos a reaccionar ante este golpe de gracia?

Cierto es, que la impasividad española desconcierta, solo queda la fe. Fe, en que la sangre de la valentía pasada se despierte, en que los valores de los barones del séquito que sustenta este autoproclamado emperador, tengan aún cabida entre sus sienes y su alma, para negarse a colaborar en este infame infanticidio.

La España democrática, hija de nuestros padres, está sucumbiendo a manos de quien se debiera a ella y a su cuidado, cuan padre atento: el Gobierno. Seguid mirando.

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