Las baterías de litio-azufre no son nuevas. Su potencial autonomía está muy encima de la que ofrecen las baterías actuales, incluso por encima de las nuevas baterías de litio-sólido que se espera que se generalicen en los próximos años. Tanto es así, que los futuros aviones eléctricos podrían ser viables gracias a este tipo de tecnología.
Sin embargo, hasta ahora, su principal problema ha venido siendo la corta vida útil que ofrecen.
Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Irving liderados por el profesor de Ciencias químicas e igeniería, Nicholas Kotov, promete nuevas baterías de litio-azufre con una duración o vida útil adecuada para la industria del coche eléctrico y el almacenamiento de energía.
¿futura revolución del sector?
Las baterías de litio-azufre usan materias primas de bajo coste y gran abundancia para el cátodo. Este tipo de baterías ofrecen una capacidad teórica de 1675 mAh/g. Su mayor defecto, lo que limita su comercialización y generalización, es la baja estabilidad de los electrodos de azufre. Estos tienden a degradarse por la formación de polisulfuros de litio que se disuelven en el electrolito.
El equipo de Nicholas Kotov ha usado una red de nanofibras de aramida, una categoría de fibra sintética, robusta y resistente al calor, que puede ser extraída de Kevlar reciclado.
De este modo, este nuevo sistema impide la generación de dendritas que destrocen la batería. En teoría, esta «perfección química» permitiría desarrollar baterías con una energía específica de 2500 Wh/kg, o 10 veces las capacidades actuales. Todo ello con en torno a 10 años de vida útil con uso intensivo.
Además de mayor densidad energética, las baterías de litio-azufre tienen ventajas en otros aspectos como es la sostenibilidad. El azufre es mucho más abundante que algunos materiales usados en los sistemas actuales, como el cobalto. Además, las fibras de aramida de la membrana se pueden reciclar