Un pacto por España

«Con este (Pablo) Iglesias, no. Me intranquilizaría que alguien con un planteamiento radical formase parte de mi gobierno” (Ángel Gabilondo). ¿Hay diferencias entre Iglesias y Errejón? Ninguna. Ambos son la misma basura ideológica. Ambos fueron amamantados en la cruel tiranía narco-chavista.
Acto seguido añadió otras perlas del siguiente tenor: “Me costaría dormir con alguien extremista y radical. No puedo optar por Podemos como supuesto socio de Ejecutivo, no quiero confrontación y extremismo…” Sin olvidar esto: “No pienso subir los impuestos en los próximos dos años”. Lo dice el mismo que hace unos días presentó un sablazo fiscal a los madrileños de 1.300 millones de euros. ¡Cómo miente! No, si por algo es socialista.
Lo que acabamos de leer son los primeros acordes musicales de una melodía que indefectiblemente nos acerca al abismo social, también llamado socialismo real. Y es que, dejar el motor económico de España (Madrid) en manos de estos acreditados siniestros henchidos de odio y rencor, es sinónimo de saltar al vacío sin paracaídas. Es el fin. Es destruir uno de los pocos reductos de libertad existente, que ha conseguido sobrevivir a la vil campaña que desde el Gobierno de España han perpetrado de forma sistemática. Por cierto, que todos estos lerdo-aspirantes a gobernarla colaboraron por acción u omisión con esa campaña. Nunca osaron defenderla. Solo su vagancia supera a su maldad.
Hay que reconocer que el confesor religioso de Sánchez, el abad Gabilondo (“soso, ¿serio y formal?”) ni tan siquiera ha sido original a la hora de mentir, pues sus embustes son los mismos que utilizó Pedro Sánchez contra Iglesias, incluso ha citado los problemas de insomnio: “ni yo ni el 95% de los españoles podríamos dormir tranquilos con Iglesias en el Gobierno. El fin de las políticas populistas de Iglesias son las cartillas de racionamiento”, horas antes de abrazarse al mamarracho caribeño y formar el Gobierno de España contra España. El peor posible: el comunista Gobierno.
Creo no exagerar si digo que el próximo 4 de mayo nos lo jugamos todo una carta. Es nuestra última oportunidad. No hay ni habrá otras. Ese día España empezará el camino de la reconquista o de no retorno. De sufrir el segundo, sería transitar por la senda hacia el abismo que abonará el terreno para imponer definitivamente la dictadura roja que el okupa monclovita y su moñuda pesadilla tanto ansían.
¿Qué se puede hacer para vencer a los enemigos de la libertad, el progreso y la riqueza? ¿Cómo derrotar a aquellos que se han camuflado bajo falsos ardides retóricos para asaltar el cielo? Un pacto por Madrid, por España. En mi opinión, PP y VOX deben hablar, entenderse y llegar a un acuerdo para salvaguardar y proteger Madrid de las fauces social-caribeñas. Ese pacto debería ser el inicio de otros muchos en pro de España y los españoles.
Sé que esto puede que no sea bien acogido o ni tan siquiera comprendido pero estamos ante una situación límite de extrema necesidad. No hay vuelta atrás. Si ganan ellos, perdemos todos. Por el contrario, si son derrotados como merecen, ganaremos todos los españoles de bien. Habrá futuro.
Tengamos muy claro que, la conjura de los necios en forma de pacto fecal-electoral con la amalgama de siglas políticas (Psoe-MásMadrid-Podemos-Ciudadanos, y no descarto a Bildu y al “patriota y hombre de Estado” Otegi) es la mayor amenaza a la que se han enfrentado los madrileños en varias décadas. Es el mal que les sobrevuela como los buitres lo hacen sobre sus pretendidas presas. Es la prueba tangible de que ese espacio de libertad y progreso que es Madrid, puede pasar a ser un infierno comunista ipso facto: subida de impuestos, recortes de libertades individuales y económicas, apoyo a los delincuentes y la ocupación. Es ponerse en los brazos de los que jalean y apoyan a los “borrokos” que destrozan la ciudad y agreden con adoquines a la Policía, nuestra Policía.
Por eso urge que ambos partidos dejen a un lado sus diferencias, pensando más en las cosas buenas que les unen que en las que los separan, y vayan de la mano a esta “guerra”. ¿Exageración mía? Ni por asomo. No nos estamos jugando el gobierno de la Comunidad de Madrid, que también, sino el futuro de España como comunidad histórica, cultural, política, religiosa y económica. Como la gran nación que es y que tanto ha aportado a la historia de la humanidad. Nos jugamos “el ser o no ser”.
Hay que unir fuerzas contra el enemigo común. Hay que buscar ese espacio de entendimiento, de concordia, de generosidad real y apelar al patriotismo de verdad, al auténtico. Hay que hacer que prevalezca el amor por España y todo lo que ello representa, por encima de los intereses partidistas que tanto daño nos ha hecho y nos sigue haciendo. Urge apartar los egos y pensar en España.
Señor Casado, tiene el inmenso honor y la responsabilidad de presidir un gran partido (PP), que ha escrito importantes páginas de la historia reciente de España. Pero, hoy, el problema de usted es usted, porque no suma, resta. Por eso le pido que se eche a un lado y deje tomar decisiones a la Sra. Ayuso, porque, sinceramente, creo que es mucho más válida e inteligente que usted.
Digo que el suyo es un gran partido (PP) porque, a pesar de usted, tiene una base social muy importante. Que está formada por personas que en su mayoría son españoles de bien, gente honrada y trabajadora, patriotas que merecen vivir en libertad y en democracia. Personas que no tienen que padecer a los amigos de Maduro, de Rufián y de Otegi, ni el infierno fiscal en el que quieren convertir a Madrid.
Tanto su partido como VOX tienen la obligación moral de insuflar esperanza a los madrileños en particular y al resto de españoles en general. Yo estoy convencido que se puede lograr, que es posible. Que si ponemos a España por delante de todo saldremos victoriosos y el bien triunfará. Que ese pacto y, Dios quiera, la victoria sobre el mal social-comunista, puede y debe ser el inicio de la reconquista de España.
Para finalizar, deseo apelar a las personas que siempre han visto en otros partidos su opción política. Desde la legítima discrepancia política y con el debido respeto, humildemente, les invito a valorar el sentido de su voto. ¿De verdad creen que los responsables de la peor gestión de la pandemia del mundo, del caos sanitario, social y económico que padecemos, son los idóneos para liderar Madrid? Opino que hay situaciones -ésta lo es-, donde urge dejar a un lado las convicciones propias y votar por el interés real. Votar por seguir siendo libres y no tutelados ni intervenidos por nadie.
Dicen que el mal triunfa cuando el bien no hace nada por impedirlo. Los españoles nos merecemos, máxime después de padecer los crueles efectos de la pandemia, abrazar la esperanza e ilusionarnos con la certeza de saber que nos aguarda un gran futuro. Que tenemos motivos para creer y confiar en España. Y esa creencia solo puede llegar de la mano de un Pacto por España.
Enhorabuena, D. Antonio! Y gracias por su excelente artículo y por continuar de manera tan activa en la resistencia. Aunque todos sus trabajos me parecen realmente buenos, éste es, a mi entender, uno de los mejores y con el que más me identifico. Se trata, ciertamente, de la batalla final, en la que nos lo jugamos todo. Y es incomprensible que el afán protagonista de algunos siga lastrando el avance del entendimiento democrático. Estoy con Usted. Es fundamental que Casado se aparte y deje actuar a Ayuso, mucho más preparada para enfrentar la batalla contra la progresía que pretende rendir Madrid para poder acabar con España.
Gracias de nuevo por su excelente trabajo y por no desfallecer nunca.
Buenas tardes, Carlos.
Deseo darle las gracias por tener la amabilidad de leer el artículo y hacer esta amable crítica. Creo que estamos ante un momento muy peligroso, que podría llevarnos a la debacle nacional. Y es que, de ganar en Madrid el frente popular actual, las consecuencias para todos los españoles, no solo los madrileños, podrían ser letales. Son los herederos ideológicos de Lenin y Stalin y aspiran a crear la maldita dictadura roja. Por eso, humildemente, creo que ha llegado la hora de que aflore el verdadero patriotismo y poner a ESPAÑA en el lugar que se merece, el primero. Porque defender a ESPAÑA es defendernos a nosotros mismos, es protegernos del comunismo con cola y déficit de higiene.
Es una gran placer saber que las letras que redacto son leídas y compartidas por usted, querido amigo.
Nuevamente, le doy las gracias por su amabilidad.
Un abrazo, Carlos.
Totalmente de acuerdo, el próximo día 4 de mayo nos jugamos mucho más que unas elecciones autonómicas, serán unas elecciones determinantes para mantener un equilibrio político entre seguir resistiendo ante los envites de los que quieren imponer una dictadura bolivarianao, o seguir manteniendo la resistencia y la pugna por defender el régimen democrático y de libertades ante nuestros enemigos, que quieren acabar con él.
También en otra cosa tiene razón, aunque por diferente motivo, yo no creo que el PP sea un gran partido, lo fue durante una corta etapa, pero lo que si tiene el PP es una base de votantes y simpatizantes que tienen todo el respeto, pero que deberían de ver por donde y a donde les están llevando sus líderes. No siendo que esos líderes desnortados lleven a su partido a pactar con los enemigos de España, que en eso están. Casado y Teodoro están llevando al PP al. Ostracismo, a la podemización y al socialismo decadente y melifluo.
Buenas tardes, Fran.
Lo primero es disculparme por la tardanza en contestarle. Lo segundo, darle las gracias por leer el artículo y hacer esta crítica. Créame, no ha sido fácil escribirlo por las implicaciones ideológicas que conllevan, pero como he intentado transmitir en el artículo, es hora de mirar por ESPAÑA, de ponerla en el lugar que se merece y de dejar a un lado muchos de los problemas que tanto mal nos hace. No coincido con Casado en nada, absolutamente en nada, y nunca le perdonaré su miserable actuación en la moción de censura, pero cuando se habla de ESPAÑA hay que hablar hasta con Casado. Apuesto por hace una alianza por ESPAÑA, por salvarla del maldito comunismo. Los españoles nos merecemos la libertad, los derechos y todo el progreso que el liberalismo económico nos proporciona; todo lo bueno que el comunismo roba.
Un abrazo.