Toni Cantó dimite y deja Ciudadanos

La decisión, probablemente muy meditada, no debería sorprender a nadie a estas alturas. Cantó lleva enfrentándose a la dirección de su partido desde la dimisión de Albert Rivera y el advenimiento de Inés Arrimadas como líder del mismo.

Las tensiones entre la actual líder de Ciudadanos- cuya administración al frente del mismo está siendo cuanto menos mediocre- y el actor valenciano reconvertido en político, Toni Cantó, llevan meses siendo más que palpables.

Tanto es así que, hará un par de semanas, Arrimadas dejaba de seguir a Toni en Twitter. Un hecho muy significativo teniendo en cuenta que en política no se da puntada sin hilo, y que el ex actor ha sido una de las figuras más importantes y reconocibles del partido naranja en los últimos años.

También es difícil de negar cierta derechización de Cantó. O, cuanto menos, una actitud mucho más beligerante contra el actual gobierno de la nación y contra PSOE y Unidas Podemos en general. No es ningún secreto la creciente simpatía del electorado de Vox hacia Cantó.

El Ciudadanos post 28A, la breve historia de un fracaso.

Después de unos buenos resultados en las generales del 28 de abril de 2019, el 10 de noviembre del mismo año, Ciudadanos sufría un descalabro monumental en la consecuente repetición electoral.

El giro centro izquierdista y «progre» del PP, que veía como Vox le comía irremediablemente terreno por la derecha, y la resistencia del electorado más «moderado» del PSOE a dejar de votar a Pedro Sánchez, dejaban a Ciudadanos un margen muy reducido dentro del espectro político español.

En las municipales y autonómicas de mayo 2019 los resultados para Ciudadanos ya no fueron los esperados. Además, el fichaje de Manuel Valls en Barcelona resultó ser un Craso error.

El político franco-español, famoso mundialmente por hitos como haber conseguido llevar al Partido Socialista Francés en su peor resultado histórico, decidió regalar la alcaldía de Barcelona a la ultraizquierdista Ada Colau, la peor gestora que ha tenido la ciudad condal y, desde luego, la más extremista en lo ideológico.

Asimismo, se descubrió a partir de una fotografía de la diada, que una candidata de Cs por Barcelona había tenido un pasado reciente aparentemente independentista o en connivencia con el movimiento independentista.

Actuaciones como esta, no consiguieron acercar a Cs al electorado de izquierdas, pero sí alejaron a buena parte del de derechas.

Ciudadanos se desplomaba el 10N, pasando de un notable 15,87% de voto y 57 escaños, a un mediocre 6,80% y 10 escaños.

Aunque Cs continuaba siendo un importante partido bisagra y quinta fuerza a nivel nacional, su inexorable decadencia se dejaba ya más que entrever.

Tras la dimisión de su líder histórico, Albert Rivera, el partido sufre importantes dimisiones a todos los niveles y una pérdida gradual de militancia.

Arrimadas se hace pronto con el control efectivo de la formación naranja sin demasiados problemas, pero su liderazgo al frente del mismo no convence a muchos.

El giro a la izquierda de la político catalana, deja al partido en tierra de nadie. Los continuos «veletazos», incoherencias factuales y de hemeroteca, y otras contradicciones de Ciudadanos en los meses siguientes, sumen al partido en la indefinición y generan una crisis de identidad dentro de la formación.

La ley electoral española, con sus sistema de circunscripciones y la centrípeta ley D’Hont, así como la polarización del país y la fuerza que izquierda y extrema izquierda tienen históricamente en España, no dejaban espacio para 3 partidos a la derecha del PSOE.

Más allá de la aritmética parlamentaria, el electorado de Ciudadanos, sociológicamente bastante más de derechas y liberal que la cúpula del partido, de fundación socialdemócrata y socioliberal de izquierdas, se dejó encandilar por PP y por la nueva fuerza emergente: Vox.

Un pequeño sector, el más izquierdista, decidió castigar también a Cs. En este caso por su relativo acercamiento a Vox y su alianza preferencial con el PP.

A todo esto, el partido perdía a algunas de sus figuras más valoradas como el hasta entonces portavoz del partido, Juan Carlos Girauta.

Desde entonces, la crítica de Girauta y otros ex militantes de Ciudadanos ha sido descarnada, sobre todo en lo relativo a los acercamientos de Arrimadas y otros líderes regionales a Sánchez.

Fatídicos resultados en electorales en varias comunidades periféricas.

Los distintos comicios autonómicos en las llamadas regiones periféricas han resultado desastrosos para Ciudadanos.

En País Vasco, la confluencia de Cs con el PP no se tradujo sino en una caída de ambas formaciones.

En Galicia, el PP ganó las elecciones con mayoría absoluta. Ello a costa de dejar fuera de la Xunta a Ciudadanos y Vox.

En Cataluña, la debacle de Ciudadanos, partido nacido allí, ha sido histórica. De primera fuerza catalana, Ciudadanos ha pasado a la irrelevancia total en el que hasta entonces había sido su mayo feudo.

La crisis de Murcia y Madrid ha sido la puntilla final.

Si ya hace un par de semanas quedaba patente en Twitter de la ruptura del crítico Toni Cantó con la líder Inés Arrimadas, esta semana, la crisis de gobierno en Murcia ha sido la gota que ha colmado el vaso.

El PSOE murciano y Ciudadanos en la misma región se aliaban en secreto para derrocar el gobierno del PP y Cs en Murcia. Ante la pérdida de confianza en Ciudadanos, Isabel Díaz Ayuso disolvía la asamblea y convocaba elecciones en la Comunidad de Madrid, desatando la ira del líder de Cs en la región capitalina.

La moción en Murcia ha fracasado, principalmente debido a la división interna de los diputados autonómicos de Cs. Este error de cálculo puede resultar fatal.

El que fuera Secretario de Organización de Ciudadanos, Fran Hervías, ha fichado por el PP. No es ni mucho menos el único que hace lo propio. El trasvase de políticos de Cs a PP es tendencia.

En Castilla y León o Andalucía, los gobiernos PP-Cs se mantienen estables. Ahora bien, la alianza con el PP está en horas bajas y el giro «sanchista» de la dirección de ciudadanos ha supuesto la puntilla para el descalabro total del partido.

Además, el distanciamiento entre Cs y Vox complica mucho los pactos de gobierno y esto es algo que el electorado percibe. Volvemos a lo mismo: no parece haber suficiente espacio electoral significativo para Cs, no en base a nuestro sistema electoral.

¿El fin de una era?

Son muchas las encuestas que dan la salida de Ciudadanos de la mayor parte de las autonomías, incluida Madrid, el trasvase de la mayor parte de su electorado al PP, y la perdida casi total de relevancia del partido naranja en el tablero político español.

Los dirigentes naranjas han celebrado la mañana del 15 de marzo una reunión de la ejecutiva nacional. Una treintena de altos cargos del partido de todas las autonomías y la cúpula cerrada de Arrimadas, han analizado el estado actual del partido y su complicada hoja de ruta en los sucesivos meses.

Si bien Ciudadanos aún no ha dicho sus últimas palabras y en las próximas autonómicas madrileñas puede seguir siendo decisivo para un gobierno a la derecha o a la izquierda, difícilmente pasará de ser una fuerza minoritaria a partir de ahora.

Ante este panorama, en base a las decisiones tomadas y no tomadas por la ejecutiva nacional y viendo que sus ideas de acercamiento e incluso confluencia con el PP no tienen cabida en el nuevo partido de Arrimadas, Toni Cantó ha dimitido y dejado definitivamente la militancia en Ciudadanos.

Cantó también entregará su acta como diputado de las Cortes Valencianas. «Llamaré a mi representante para ver si puedo empezar a trabajar en lo mío dentro de poco», afirmaba esta mañana el actor.

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1 respuesta

  1. Ana sánchez dice:

    Si queremos un gobierno de derechas, debe desaparecer Cs… roba votos decisivos a la derecha.

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