Socialismo y lágrimas

¿Qué es el socialismo? Es un reiterado fracaso social, político, moral, cultural y económico promulgado como verdad irrefutable por el establishment. Vendido como la gesta que cambió el curso de la humanidad, y no como la lacra asesina -junto a su hermano, el comunismo- con más de 120 millones de víctimas. Un dogma que no admite discusión en contra so pena de ser civilmente quemado en los altares de lo políticamente correcto por peligroso subversivo. Antiguamente, un hereje.
Hablemos claro, no falla la gestión de Sánchez, antes de ZP o González, no, de la misma manera que no falló ni falla las políticas de otros líderes rojos tiranos. Es más, son un gran acierto. Lo que falla de forma estrepitosa y letal y nos arrastra al caos y la barbarie es la ideología: el socialismo. No hay más. Aléjenlo de nosotros y veremos como hace acto de presencia la felicidad, la riqueza, la libertad, la vida.
Porque algo que llama justicia fiscal a robar 1.000 € a un trabajador y repartirlo entre diez vagos -perderá un voto, pero ganarán nueve- solo es la mayor estafa piramidal de la historia. También es una enfermedad del alma nacida de la envidia y el resentimiento. Es la excusa del fracasado y el vago.
Periódicamente nos vende caras nuevas –Sánchez, Iglesias, Errejón, Montero, etc.- de la misma patología roja, como si el nuevo fuera la solución definitiva. Esta vez sí, dicen. Las miles de veces anteriores acabaron en fracaso, hambre, ruina, caos, guerra civil, etc., pero ésta triunfará. El nuevo mesías portador de decimonónicos disvalores es el remedio a todos nuestros problemas…, hasta que empieza a gobernar.
“Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes” (Albert Einstein)
Las caras nuevas no son más que el disfraz con el que el socialismo se emboza para engañar a los que todavía se lo permiten. Se aprovecharán de los lógicos problemas existentes en la sociedad, para presentar un espurio diagnóstico cuyas falsarias recetas solo les benefician a ellos.
Otro dato importante es la eficacia a la hora de gestionar los fracasos políticos: Siempre personalizan en el líder la derrota sufrida. Ellos, colectivistas acérrimos, por arte de magia mutan en individualistas, y focalizan la debacle en el tonto útil puesto ahí para asumir la responsabilidad ideológica. Así, las miradas de sus víctimas se posarán sobre el defenestrado y nunca sobre lo que representa. Con ello pretenden dejar limpia como una patena su ideología. Lo peor, que lo consiguen.
Cuando el sabio señala a la luna, el necio mira al dedo
Cansado estoy de oír: “Este no es el verdadero Psoe. La izquierda buena era la de González, Guerra, etc.”, como si hubiese habido una izquierda buena. Mi respuesta siempre es la misma: “González sentó las bases de las que dimana el corpus doctrinal de la actual izquierda. Hoy, sin esa nociva influencia, no padeceríamos a este rojerío radical. La única diferencia es que, mientras aquella se disfrazó de demócrata y abjuró del comunismo y dijo defender la libertad, ésta se ha despojado de ese disfraz y se muestra tal como es. Tal como fue y ha sido siempre.
Por cierto, nadie robó como aquella “modélica” izquierda. Institucionalizaron el saqueo y el expolio como praxis política. De aquellos polvos, estos lodos. Sin olvidar el mayor robo de la historia de Europa: el socialismo andaluz.
Los malvados capitalistas ganan dinero trabajando; los piadosos progresistas te lo roban
La peste roja –socialismo- se sustenta sobre dos puntales: la mentira y el robo. Ambas solapan a un tercer puntal –la muerte- que suele estar al acecho esperando su momento. Te engaña para robarte, para que seas siempre pobre -odian al triunfador por crear riqueza; justo lo contrario que ellos-, y si te niegas a obedecer y someterte te mata. ¿Qué era el Gulag o qué son los campos de trabajos forzados? Los lugares donde encerraban y encierran (Rusia, China, Cuba, Venezuela, Corea del Norte, etc.) a los que no se resignaban a ser robados, empobrecidos o matados de hambre. Era y son la antesala de la muerte.
Lo que expongo en el presente, querido lector, puedes verlo en las “manifas” rojas. Siempre acaban imponiendo la violencia a base de cortar e incendiar las calles, arrasar con el mobiliario urbano, amenazar y agredir a todos, incluida la Policía, hasta el punto de convertir nuestras ciudades en un campo de batalla. Es su programa electoral. Sus propuestas para nuestro país son privarte de tu libertad y someterte a su dictadura. Violencia y socialismo es un axioma.
Si la izquierda es despojada de sus principales armas de éxito indiscutible, la propaganda y la violencia, acaba desapareciendo. Solo quedaría un movimiento tribal, anacrónico y salvaje, que sustenta su existencia en el decano del robo socialmente aceptado: la distribución de la riqueza.
Una patología liderada por una casta de oclócratas –comunistas- propios de la alta Edad Media, cuyo maquiavélico proceder abrazan actitudes claramente absolutistas e incompatibles con la libertad y la democracia.
¿Qué es el socialismo? Es el 11-M, el Prestige y Nunca Máis. Es Asalta el Congreso y el llamado antifascista. Es Podemos, Bildu y Erc. Es el 8-M y 150.000 muertos. Es resiliencia, feminazismo y verborrea inclusiva. Es las colas del hambre y el paro. Es el 4-M y las navajas manchadas con sangre y las balas en sobres. Es la destrucción de la sociedad, de España.
Fue, es y será lo que nunca debió ser ni existir.
Felicidades, D. Miguel. Lapidaria su frase final, que creo suscribimos todos los españoles con sentir patrio. Siempre un placer leerle. Éxito y bendiciones.
Buenas tardes, Condestable.
Gracias por tener la amabilidad de leerlo y hacer este comentario. Es una obligación moral dar la batalla contra el socialismo, cuya única senda es la destrucción de la sociedad, la moral, la economía y todo aquello que estime necesario esta patología. Conviene nunca olvidar a la fe cristiana, objetivo número uno del mal rojo.
Le mando un fuerte abrazo. Bendiciones desde España, amigo.