Sobre la Ley Trans y la autopercepción de Género

A diferencia de otras ocasiones, esta vez seré escueto. A nadie se le escapa que el tema en cuestión toca un asunto delicado. La hormonación, indiferente a la edad a la que uno la escoja, o se la obliguen a escoger, es un camino sin retorno, salvo para un progre. Al menos, en su imaginación.

Joan Cornellá lo dejaba cristalino en uno de sus dibujos: “all things are possible if you lie to yourself”

Viñeta del artista Daniel Reyes

Desafiar a las leyes de la naturaleza, como hacen aquellos que pretenden cambiar lo que se ha establecido de una manera biológica reproduce el mito del ángel caído, que en su soberbia se rebeló contra Dios, y ya sabéis el resto. Un nuevo Faetonte aparece, creyendo que puede conducir el carro de su padre, creyendo mal, por supuesto. Un nuevo Ícaro sobrevuela otra vez demasiado cercano al sol sin saber que eso le conducirá a su estrepitosa caída. Y así con todo.

No se puede ir en contra de la naturaleza. Mucho menos, institucionalizarlo, y convertir ese deseo en ley. El caos está asegurado.

Con esta nueva ley, la ley trans, nada nos impide a los hombres autopercibirnos mujeres y viceversa, aun cuando no haya cirugía ni hormonación de ninguna clase. Cualquier cosa puede ser mujer, u hombre. ¿Cómo es posible distinguir a uno del otro si ya a estas alturas de la película se admite como moralmente aceptable el levantarse perteneciendo a un género y acostarte perteneciendo al otro? Y sin necesidad de tratamiento médico, oiga.

El progreso era esto. Hacer pasar a los locos por cuerdos, y a los cuerdos, volverlos locos.

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