Rusia incluye a Irán en su órbita económica

La noticia saltaba hace apenas una semana en la prensa rusa, persa e israelí. Irán ha iniciado negociaciones con Rusia para pedir la membresía en la Unión Euroasiática que lidera Moscú. Lo afirmó el alcalde de Teherán y destacado parlamentario iraní del sector más conservador, Mohammad Baqer Qalibaf.

La Unión Euroasiática es una unión económica, política y comercial creada en el año 2012 por Rusia, Kazajistán, Armenia y Bielorrusia con el fin de establecer un mercado único de bienes y servicios que pueda competir en los mercados mundiales con potencias como la UE, China o los Estados Unidos. Es el proyecto de integración económica más exitoso liderado por Rusia. Durante los últimos años estados como Kirguizistán o Tayikistán se han integrado y países como Serbia, Irán, Siria o Vietnam han pedido el estatus de observador y firmado acuerdos de libre comercio.

El objetivo de la unión es asegurar el Hinterland económico que Rusia necesita para asegurar mercados de venta y una demanda sostenida de su creciente producción industrial. Recordemos que Rusia está en proceso de reindustrialización

El principal fracaso de la organización fue la no integración de Ucrania en su área comercial. La pérdida de Ucrania supuso una mengua del mercado potencial para la renovada industria rusa y un golpe a los proyectos de expansión económica del Kremlin.

El año pasado Rusia consiguió su principal éxito con Uzbekistán al firmar acuerdos que profundizan las relaciones estratégicas entre ambos países en los ámbitos militar, científico, cultural y tecnológico. Como colofón se planteó la posibilidad de integrar a Uzbekistán, la república turca más potente de Asia central, en la unión.

Finalmente, la noticia de la posible unión de Irán en la mencionada organización supone un salto cualitativo en la estrategia del Kremlin a nivel internacional y, de producirse, cambiaría el equilibrio de poder en Oriente Medio y a nivel mundial.

La entrada de Irán en la Unión Euroasiática supone para Rusia el acceso ilimitado a un mercado de más de 80 millones de consumidores, con un potencial militar y científico remarcable. El área comercial controlada por Rusia rebasaría los 300 millones de consumidores, justo lo que se necesita para capitalizar las ventajas de la economía de escala. Teniendo en cuenta la superioridad tecnológica rusa, la integración de la nación persa supondría un maná para las órdenes de la industria nacional rusa en ámbitos como la producción automovilística, ferroviaria, textil, farmacéutica, siderúrgica, naval, militar, agroindustrial y aeroespacial.

Por otro lado, la entrada de Irán abre las puertas del océano índico a la armada rusa, consolida el proyecto de ruta comercial Rusia-Azerbaiyán-Irán-India, convierte a Rusia en valedora del mundo chií, permite a la nación eslava equilibrar el creciente poder de Turquía en Asia central, el Cáucaso y Oriente Próximo y frena la expansión china en Oriente Medio.

Finalmente, el posible acercamiento de la administración americana de Joe Biden con Irán se iría al traste gracias a las maquinaciones de Vladimir Putin.

Tal evento geopolítico no lo había soñado ni el Zar Alejandro II

Habrá que seguir de cerca los movimientos del Kremlin en el tablero oriental porque prometen emociones fuertes.

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