La Asociación de Salas de Fiestas y Discotecas de la Rioja (ASDF) ha denunciado que la situación del sector en La Rioja es una vergüenza.
Hace nueve meses que el sector está cerrado por orden del Gobierno y todavía no se vislumbra luz al final del túnel, pues no hay fecha de reapertura.
La asociación ha sido muy clara con la situación actual de los empresarios del ocio nocturno.
Durante todo este tiempo los negocios no han tenido ningún tipo de ingresos y, en contrapartida, la Agencia Tributaria, Seguridad Social, Ayuntamientos y todas las compañías suministradoras y proveedoras indispensables de la luz, teléfono, asesores, alquileres, etc… no han tenido ningún problema, ni sensibilidad siquiera, en seguir facturándonos durante este periodo de tiempo.
-Asociación de Salas de Fiestas y Discotecas de la Rioja.
Tomadura de pelo institucional.
Para la ASFD, desde las instituciones están lanzando, en las distintas ruedas de prensa diferentes, informaciones engañosas que dejan ver que están siendo solidarios con el sector, cosa que no es cierta.
Entre el maltratado empresariado del sector cunde el desánimo. Muchos consideran ya que tendrán que cerrar definitivamente por la ruina a la que les ha conducido la pandemia. Otros creen que necesitarán mucho tiempo y trabajo para reequilibrar las cuentas.
Una de las quejas más frecuentes tiene que ver con las fortísimas restricciones impuestas por los ejecutivos nacionales y autonómicos. Ningún subsector dentro de la hostelería ha tenido que cerrar categóricamente y de forma permanente como lo ha hecho el ocio nocturno.
Es una autentica desfachatez que, a la hora de exigirnos el pago de impuestos, como a cualquier empresa de este país, la exigencia sea implacable y, en cambio, ante una orden de cierre taxativa para el sector, la posibilidad de poder llegar a ayudas que permitan el poder mantener en el tiempo a nuestras empresas y trabajadores nos convirtamos en entidades y personas invisibles
-Asociación de Salas de Fiestas y Discotecas de la Rioja.
Sin ayudas del Gobierno Autonómico y teniendo que pagar sus impuestos.
Lo peor de todo es que este cierre forzado no viene acompañado de una batería de ayudas y compensaciones económicas o, como mínimo, fiscales. El subsector del ocio nocturno ha quedado excluido de las ayudas autonómicas a la hostelería.
Lo anterior contrasta, en teoría y por suerte, con las condiciones de concesión de los ERTES donde el Gobierno de España sí ha incluido al ocio nocturno.
Además, las administraciones públicas siguen exigiendo a las empresas estar a corriente del pago de sus impuestos ordinarios.
En la ASFD asumen naturalmente el cierre obligado de locales para frenar la pandemia, pero exigen al mismo tiempo, compensaciones y un mejor trato que palíe, en la medida de lo posible, los efectos de una crisis de la que ellos no son responsables.