Rastreadores de cifras fantasma

En nuestro vocabulario diario se han ido añadiendo terminologías que hace apenas un año nunca hubiésemos pensado.
Uno de esos vocablos es “rastreador”, y es uno de los términos que menos parecemos comprender. Un rastreador en los tiempos que nos ha tocado vivir, es el encargado de notificar el resultado positivo del PCR a aquellas personas que tras haber realizado la prueba, dan positivo en Covid, haciéndoles entender que deben quedarse en casa guardando cuarentena y además debe buscar, literalmente “rastrear” a todas las personas con las que ha tenido contacto en los últimos días, para poder hacerles las pruebas pertinentes de la forma más inmediata posible para impedir de este modo que el virus se extienda de forma exponencial por la población.
Guerra de cifras
Una vez con este concepto claro, debemos tener en cuenta otro factor y es el de la cantidad de rastreadores que son necesarios para realizar un control óptimo. Los expertos epidemiológicos de gran parte de los países indican que debería haber un rastreador por cada 5.500 habitantes.
La cifra oficial dada por el Gobierno de España es que en España hay 3.500 rastreadores, uno cada 12.000 habitantes. Muy lejos de esa cifra deseada.
Sin embargo, Galicia sola afirma tener más de 6.100 rastreadores desde julio, Andalucía sola afirma tener más de 8.300 rastreadores desde agosto. Lo que nos lleva, una vez más a una guerra entre los gobiernos autonómicos y el estatal sobre como contar a los rastreadores. Pues si bien es ciertos que estas comunidades autónomas son dos de las menos castigadas por el Covid, parece ser que están incluyendo entre sus cifras de rastreadores a profesionales sanitarios pero que nada tienen que ver con las labores de rastreo del virus.
Parece que al igual que hiciera el Gobierno central con el envío de cifras de test realizados, que a la OMS enviaba los PCR y serológicos juntos a la OMS como si fuesen todos PCR, que era lo que pedía la entidad, para engrosar las cifras y no dejar todavía peor la actuación del Gobierno, pues igual hacen las CCAA engañando a la sociedad con unas cifras irreales de rastreadores.
Puntualizar también la gran labor del ejército en este tema. Pues hay 2.000 militares usados como rastreadores, divididos en quince de las diecisiete comunidades autónomas, pues País Vasco y Cataluña han rechazado su ayuda. Así mismo la semana pasada se hizo pública que 2.500 militares en la reserva han pedido al Gobierno Central que les permitan unirse a sus compañeros como rastreadores.
¿Qué ocurre en La Rioja?
En nuestra comunidad autónoma ocurre un hecho singular. Hace apenas dos meses y medio teníamos solo 35, es decir uno para cada 8.500 habitantes, sin embargo, hemos ido incrementando paulatinamente esta cifra. Pasamos de 35 a 85 a finales de julio. A finales de agosto pasamos a 110, rechazamos en una primera instancia los rastreadores del ejército, pero el crecimiento extraordinario de casos hace apenas dos semanas hizo que la presidenta pidiese una treintena de militares, de los cuales nos acaban de enviar veinticuatro.
La Rioja es en estos momentos la CCAA que mayor ratio de rastreadores por habitante de todo España. Pero el 58% de los positivos confirmados en La Rioja no se conoce su procedencia. Lo cuál me lleva una pregunta ¿Cómo es esto posible?
En los últimos 15 días La Rioja ha mejorado sus cifras de incidencia acumulada. A mediados de septiembre éramos la tercera región de Europa con mayor incidencia, con 400 casos por 100.000 y tuvimos el 90% de las camas UCI ocupadas. El hospital San Pedro ha duplicado el número de camas UCI hasta las 52 camas, con lo que en estos momentos nos encontramos con un 35% de las camas UCI ocupadas.
Recordemos también que La Rioja es la CCAA que más PCR ha realizado por ratio de habitantes. 2899,96 por 100.000 habitantes. La siguen Navarra (2725) País Vasco (2352) y Madrid (1822).
(Mis) conclusiones
Una vez con los datos en las manos podemos sacar varias conclusiones. La primera y más importante es que España no hizo las cosas bien en marzo con la primera ola y no aprendió nada para hacerlo bien de cara a la segunda ola, que nos está golpeando con mucha fuerza, de nuevo.
Hemos cambiado que lo haga extraordinariamente mal el gobierno central por que lo haga extraordinariamente mal los gobiernos autonómicos. El gobierno de Sánchez se ha lavado las manos y pasado la pelota a unas comunidades que, en gran parte, han demostrado que su gestión no es mejor.
Parece que los españoles estamos condenados a tener unos políticos nefastos, y hay algo que quiero dejar claro, no son los políticos que nos merecemos, no son los políticos que necesitamos… pero desde luego son los políticos que hemos votado.