El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española señala como primera acepción que la libertad es la “Facultad natural que tiene el hombre para obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”.
Cuando hablamos de la libertad en el ámbito social, político y económico, los tiros siguen yendo por ahí, pero se debe afinar el foco.
Si hablamos de la política, el liberalismo es una de las doctrinas más seguidas en los últimos años, y desde mi punto de vista, la mejor.
El liberalismo busca que la persona sea el centro, que la persona decida sobre su propia vida, decida a quien votar, a qué dedicarse, a quien amar, la persona decide sobre su propio destino, es la esencia de la libertad. Y nadie, absolutamente nadie, es quien para juzgarle. Ni el político de turno, ni el burócrata de turno, ni el gobierno de turno.
¿Quién se cree que es un político para decirle a un español si es buen o mal español? ¿Quién se cree que es un político para decirle a un español como debe pensar, qué ideología debe profesar y a quien debe votar?
Y este adoctrinamiento, este afán por ser el dueño del destino de las personas se da tanto a derecha como a izquierda, y los ciudadanos que ansiamos esa libertad, ese liberalismo, debemos alzar la voz y alejarnos de todas aquellas ideologías que intenten inculcar a la sociedad una manera de pensar, que intentar imponer una manera de ser.
Con respecto a las doctrinas económicas, el liberalismo es “la doctrina que señala que la mejor forma de alcanzar el desarrollo es sin una intervención del Estado”, cuanto más pequeños sean los Estados más grandes serán las personas.
Esta doctrina defiende continuamente la bajada de impuestos, ya que el bienestar económico da libertad a las personas, y la izquierda siempre ha buscado lo contrario, siempre ha intentado que las personas sean dependientes del Estado, para tener cautivos sus votos haciéndoles pensar que sin el Estado no serían nada.
Todo esto es lo que siempre ha hecho la izquierda, sembrando las instituciones de redes clientelares, de subvenciones y de ayudas. ¿No sería mejor bajar impuestos que dar subvenciones? ¿No sería mejor dar exenciones fiscales y así impulsar a las personas a hacer realidad sus sueños mediante la creación de negocios que tenerlos mantenidos con ayudas de por vida?
Yo soy defensor de la libertad, porque no quiero que nadie dirija mi vida, porque no quiero que nadie me diga cómo debo pensar para ser un correcto ciudadano, y porque no quiero depender económicamente de un Estado que me dé limosnas.
Solo quiero que ese Estado no me ponga palos en las ruedas con su eterna burocracia y me deje vivir en paz.
Yo tengo claro lo que quiero, ¿y usted?
Está claro que el gobierno actual de nuestro ayuntamiento gastó su energía al principio en lo que iba hacer. No se lo que ha hecho en servicio de los ciudadanos..
Logroño está más sucio, el tráfico insufrible, los impuestos para arriba , los servicios para abajo. Por Dios!!!!