Este lunes, el Presidente Donald Trump indicó al GSA que empezaran con los planes para la transición aunque reiterando que los pleitos siguen en marcha y que sigue considerando que saldrá victorioso:
«Quiero agradecer a Emily Murphy de GSA su firme dedicación y lealtad a nuestro país. Ha sido acosada, amenazada, y abusada – y no quiero ver como esto le pasa a ella, a su familia, o a empleados de GSA. Nuestro caso sigue con FUERZA, seguiremos peleando, y creo que prevaleceremos!. Sin embargo, actuando según lo mejor para nuestro país, recomiendo que Emily y su equipo hagan lo que tiene que hacerse de acuerdo con los protocolos iniciales, y le he dicho a mi equipo que hagan lo mismo.»

La situación legal en este punto es complicada, porque al haber juicios en curso y recuentos en proceso, el ganador final de las elecciones está todavía en duda y no puede confirmarse completamente, razón por la que Emily Murphy, la administradora de la Administración General de Servicios (GSA), ha tardado en tomar una decisión, que aún a fecha de hoy podría no perpetuarse en el tiempo, en caso de que los procesos legales de Trump le concedieran la victoria.
Murphy notificó en una carta enviada a Biden que el GSA procedería a darle acceso a recursos federales en caso de que fuera certificado finalmente como presidente, afirmó rotundamente que la Casa Blanca nunca le dijo que retrasara el proceso y denunció haber recibido amenazas contra su seguridad, la de su familia, su equipo e incluso la de sus mascotas con el fin de coaccionarla hasta hacer que aprobara la transición presidencial de Biden prematuramente.
En efecto, la presión continuada sobre Murphy no ha dejado de verse estos últimos días; por ejemplo, Jake Tapper de la CNN declaró ante sus millones de oyentes que Murphy sería responsable de la muerte de americanos de no empezar ya el proceso de transición:
«Sus acciones podrían fácilmente dificultar la habilidad del equipo de Biden de ocuparse de la pandemia cuando se hagan cargo. Es una cuestión de vida y muerte. (…) Su legado quedará escrito en piedra.»
Extracto de la carta de Murphy (GSA) a Biden:
«Como la Administradora de la Administración General de Servicios de EEUU, tengo la habilidad bajo el Acto de Transición Presidencial de 1963 (…) de poner a su disposición recursos y servicios poselectorales para asistir en caso de una transición presidencial. Me tomo este papel seriamente y, a causa de los recientes acontecimientos que involucran desafíos legales y certificaciones de los resultados electorales, estoy transmitiendo esta carta hoy para hacer que esos servicios y recursos estén disponibles para usted.
He dedicado una gran parte de mi vida adulta al servicio público, y siempre he procurado hacer lo correcto. Por favor, sepa que llegué a mi decisión independientemente, basada en la ley y los hechos disponibles. Nunca he sido directa o indirectamente presionada por ningún oficial ejecutivo- incluyendo los que trabajan en la Casa Blanca o GSA- con respecto al contenido o el momento de mi decisión. Para ser clara, no he recibido ningún tipo de instrucciones de retrasar mi decisión. Sin embargo sí he recibido amenazas online, por teléfono y por correo dirigidas a mi seguridad, mi familia, mi equipo e incluso mis mascotas en un esfuerzo de coaccionarme para que tomara esta decisión prematuramente. Incluso enfrentando miles de amenazas, siempre me he mantenido comprometida con la ley.
Al contrario de lo que dicen los informes e insinuaciones de los medios de comunicación, mi decisión no se ha tomado por miedo o favoritismo. En cambio, creo firmemente que el estatuto requiere que el Administrador de la GSA asista, pero no imponga, al aparente presidente electo. Desafortunadamente, el estatuto no tiene procedimientos o estándares para este proceso, así que he buscado precedentes de anteriores elecciones que hayan involucrado desafíos legales y recuentos incompletos. La GSA no dicta el resultado de las disputas legales y los recuentos, ni determina si tales procedimientos son razonables o justificados.»
