Más sobre la Leyenda Negra | España, como nación civilizadora de Hispanoamérica, jamás saqueó sus riquezas

España, como nación civilizadora de Hispanoamérica, jamás saqueó sus riquezas, si esos hubieran sido los planes, únicamente se habrían construido grandes factorías en sus costas, como han hecho todas las potencias colonizadoras y, evidentemente y por el mismo motivo, tampoco se habrían hecho obras arquitectónicas perdurables: catedrales, hospitales, colegios y universidades, sin contar las numerosas bibliotecas, construidas a partir del S.XV, amén de dar todos los derechos de ciudadanía española a criollos, negros y mestizos.

https://cvc.cervantes.es/lengua/anuario/anuario_09/lois/p03.htm

Todos los enemigos de España y aún a día de hoy, se han valido de esa inmensa promoción propagandística en contra de nuestros predecesores que es la leyenda negra, un panfleto inmundo donde, con maestría y una técnica de difusión eficacísima, se nos ha acusado de robar el oro de varias naciones, entre las que se encuentran Perú, Argentina, Méjico etc., amén de una lista larga de agravios. Falsedad sobre falsedad que salta a la vista cuando se estudia a fondo la historia.

España, consideraba a esos territorios como una parte inseparable de la propia nación. Los ciudadanos que los habitaban disfrutaban de los mismos derechos que los de la metrópoli. Se hablaba de españoles americanos y de españoles de España.

La UE se ha formado – entre otras cosas – atendiendo a la libre circulación de capitales y personas, disfrutando de la ventaja de una misma moneda. Esas características eran algo de pleno derecho en el continente americano durante su pertenencia a España, con la ventaja añadida de tener una misma lengua, unas mismas leyes y, cómo no, una divisa común: el real de a ocho, la primera moneda universal usada durante más de trescientos años, manteniendo a día de hoy un récord en el tiempo muy difícil de igualar.

Tan constantes han sido las calumnias, maniobras y conspiraciones que, desde hace más de un siglo han conseguido penetrar en el imaginario de algunos españoles que, en su ignorancia hacen suyas esas tergiversaciones.

La metrópoli administraba esas riquezas como lo haría cualquier potencia con los productos de sus territorios ¿O, es que se puede acusar a los EEUU de diezmar el oro de California, o el petróleo de Texas?

Los que verdaderamente diezmaron sus riquezas, esclavizaron a sus hombres, los dividieron y enfrentaron, fueron principalmente ingleses y americanos, con la colaboración inestimable de las logias masónicas inglesas y de las establecidas en el Nuevo Continente, apoyándose fundamentalmente, entre otros, de dos personajes: Bolívar y San Martín.  

Inflexiblemente siguieron un plan que consistió primero en dividir, enfrentar y confundir; después, saquear y atomizar territorios, convirtiéndolos en naciones y nacioncillas endeudadas para hacerlos así manipulables y dependientes.

Dos filosofías, en un principio opuestas, se unieron en esa misma tarea: primera, el Monroísmo o panamericanismo, “América para los americanos”, que quería decir literalmente, para EEUU; segunda, el marxismo, con sus planes liberticidas y empobrecedores, cuyo único fin es esclavizar el continente.

Para entender mejor cómo se ha llegado a la situación que se vive actualmente en muchas de las naciones hispanoamericanas, es imprescindible repasar, aunque sea muy someramente, las “hazañas” que desde el albor de su independencia emprendieron los británicos. El saqueo sistemático empezó alrededor de 1810, aprovechando el desconcierto ocasionado por la invasión napoleónica en España, las alteraciones políticas que le siguieron, y la ceguera recurrente del Rey Felón.

Veamos algunos episodios: José de San Martín había encabezado las insurrecciones en Argentina, Chile y Perú; en un momento determinado encontrándose en este último país y al frente de los rebeldes, temiendo que el Tesoro de la Real Hacienda peruana – veinte toneladas de oro y plata en lingotes y monedas – cayera en manos del Ejército Realista que se aproximaba a Lima con posibilidades de tomar la capital y, en una decisión poco meditada o quizás animada por nuestros enemigos seculares, trasladó esa fortuna a las bodegas de tres buques cuyos nombres eran, La Perla, La Luisa y Jerezana.

Si aquella determinación fue un error grave, peor fue la de nombrar, inducido seguramente por sus consejeros, la mayoría ya al servicio de la masonería de la Pérfida Albión, como jefe de la flota peruana a Lord Cochrane, ex oficial naval británico expulsado de la misma, o al menos así se presentó. Ni que decir tiene que, en una maniobra rápida e imprevista, aprovechando la confusión reinante por la proximidad de las tropas reales, el mencionado Lord ordenó el traslado inmediato de todo el tesoro de los buques mencionados, al británico O´Higgins, zarpando rápidamente y depositado después en el Banco de Inglaterra.

Otro episodio lamentable fue el que protagonizó el general William Carr Beresford en 1820, al mando de las tropas de invasión que trataban de conquistar Buenos Aires, para penetrar después en Argentina.   

Sólo a la segunda intentona tomaron la ciudad. La primera orden que dio fue la de exigir que se le entregara el tesoro de la Real Hacienda del Virreinato de la Plata, a lo que el propio virrey se negó.

Sin embargo, no le fue difícil localizarlo, con lo que las operaciones de traslado del mismo al buque británico Narcisus, comenzaron inmediatamente. A este robo hay que sumar el botín del saqueo a palacios y a particulares. Una operación pirata y de rapiña masiva que sin contemplaciones desmanteló la ciudad.

Una vez llegado a Londres y entre grandes alharacas fue exhibido públicamente – como botín de guerra – con notables celebraciones ante la alegría y júbilo de los asistentes.

El monto total del mismo se calcula en más de cincuenta toneladas de oro y plata

Evidentemente y conociendo a estos personajes, no todo fue a parar al Banco de Inglaterra. Es sabido que Beresford, de todo lo saqueado en Buenos Aires, se embolsó, poniendo a buen recaudo y al mejor estilo corsario, un tercio de esa fortuna.

En 1825 Inglaterra firmó con Argentina un peculiar Tratado de Amistad, Comercio y Navegación. Por el mismo conseguían la exclusividad de todo el mercado, además del veto en los puertos argentinos al resto de potencias extranjeras.

La combinación de la piratería inglesa, unida a las desventajas en las firmas de los tratados, dieron como resultado la descapitalización de todas estas naciones, quedando sin recursos y en la más completa ruina.

Pero la obra maestra se iba a completar, ya que, para tratar de equilibrar sus economías arruinadas, tuvieron que recurrir a la petición de empréstitos, concedidos “generosamente” por el Tesoro Británico, eso sí, con unos intereses escandalosamente usureros.

Préstamos que procedían del saqueo de estos mismos países y, que, además, rentaban a Inglaterra cuantiosos intereses. Como puede apreciarse el negocio era redondo.

Además, y como garantía de los mismos, se exigió la intervención en forma de monopolio, de todas las importaciones y exportaciones de sus recursos naturales. Tras lo cual, quedaban de facto convertidas en colonias.

Haciendo un resumen sucinto, puede afirmarse que las consecuencias infaustas de aquellos pactos con Inglaterra, seguimos observándolos en las noticias que nos llegan a diario desde el otro lado del charco. En estos momentos siguen en marcha – aunque algunos métodos han cambiado – los planes que triunfaron para precipitarlos a la división, pobreza, corrupción y humillación permanentes.

Estos son los hechos, y lo expuesto, sólo un par de botones de muestra de la historia de Hispanoamérica

Si alguien debe pedir perdón -algo muy de moda últimamente – no somos los españoles. Hay que contar quiénes han sido los explotadores y los explotados. Hay que seguir, cada uno según sus posibilidades, tratando de darle la vuelta a la leyenda negra, culpable, las más de las veces, de ese complejo torpe y de inferioridad que todavía se enseña de los más ignorantes.


1 comentario en «Más sobre la Leyenda Negra | España, como nación civilizadora de Hispanoamérica, jamás saqueó sus riquezas»

  1. MUY CERTERO !!! COMO SIEMPRE !!!
    NUNCA ME GUSTARON LOS INGLESES, NI LOS ESTADO UNIDENSES. ODIO LOS ANGLICISMOS, POR MUY DE MODA QUE ESTEN.
    EN ESTE, NUESTRO PAIS, ESTAN INTENTANDO HACER ALGO PARECIDO, EN ALGUNAS AUTONOMÍAS.

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