Icono del sitio Nuestra España

Los Tercios de Flandes, primera fuerza de intervención inmediata

Los Tercios de Flandes, primera fuerza de intervención inmediata

Hace unos días se celebró el aniversario de la Infantería de Marina Española que, junto a los Tercios, en su día acantonados en el sur de Italia y el Milanesado, fueron las primeras fuerzas de intervención inmediata que se conocen en la historia militar del mundo.

Estos últimos y por la ruta que se conocía como Camino Español, ejemplo de organización y rapidez en el traslado de soldados y pertrechos, hacían el recorrido hasta Flandes que estaba a más mil km de distancia, en menos de un mes.

En sus inicios y al frente de los mismos se encontraba Gonzalo Fernández de Córdoba, veterano ya distinguido en la Reconquista y en la guerra de Granada.

Pronto iba a demostrar su genio militar reorganizando la infantería española, equipándola con una protección mayor, yelmos ligeros y corazas y, al mismo tiempo, de una mayor flexibilidad y rapidez de movimientos.

El armamento también presentó novedades importantes: la mitad portaban picas largas, un tercio lanzas cortas y jabalinas y, el resto, arcabuces. Algo que les proporcionaba mayor superioridad en la movilidad sobre las filas más pesadas de los mercenarios suizos y lansquenetes.

La Cruz de Borgoña fue su distintivo. La primera vez que se utilizó fue en la batalla de Pavía en 1525; procedía de las armas de Felipe “el Hermoso” de Habsburgo – casado con Juana de Castilla – que ostentaba esta cruz en los uniformes y banderas de su séquito. Más adelante, su hijo Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, la heredó y fue su emblema.

Collage realizado por EnEaS Etruscario

Otra de las reformas que acometió el Gran Capitán consistió en disminuir el tamaño de las compañías, adaptándolas a las nuevas tácticas y que dieron paso a las coronelías, formadas por cuatro compañías, cada una de las cuales, a su vez, era apoyada por secciones de caballería ligera y artillería.

En el crisol de las guerras de Italia y Flandes se fundieron con éxito las innovaciones mencionadas y el valor de los soldados, muchos de ellos veteranos de la Reconquista y herederos de una larga tradición militar. Estas curtidas huestes constituyeron el núcleo central de los Tercios.
Y, aunque en los llamados Tercios Viejos, combatían italianos, suizos y alemanes como mercenarios, el eje principal estaba formado por estos españoles que no rehuían el combate cuerpo a cuerpo.

El ejército francés disponía también en sus filas de mercenarios de las mismas nacionalidades, fundamentalmente suizos, pero se basaba y confiaba todo su poder a la caballería pesada.

Los campos de batalla de Europa fueron el escenario de dos formas de combatir diferentes durante muchos años, desde la batalla de Pavía y en la anterior de Bicoca, la pica y el arcabuz demostraron su gran eficacia.

El nombre de Tercio es de procedencia dudosa y hay varias teorías al respecto, la primera es la que habla del origen romano de su nombre, al ser la Legión Tercia una de las acantonadas en España; otros autores, por el contrario, explican que se debe a los tres tipos de combatientes que los formaban: piqueros, arcabuceros y mosqueteros.

Los primeros, llamados Tercios Viejos, fueron los de Lombardía, Sicilia y Nápoles, siempre preparados e instruidos para la batalla, incluso en los momentos de paz relativa.
Inmediatamente después se crearon: el Tercio Viejo de Cerdeña y el Tercio de Galeras, convirtiéndose así, como expongo al principio, en la primera unidad de Infantería de Marina del mundo.

Otros, llevarán los nombres de sus maestres de campo o del teatro de operaciones, serían los Tercios Nuevos.

El asunto de las cuentas del Gran Capitán, deformado por la leyenda, se ocasionó por el recelo, dudas y desconfianzas que surgieron entre Fernando el Católico y Gonzalo de Córdoba, que empeoraron a causa de las prebendas que había repartido entre sus oficiales sin permiso del monarca.

PRINCIPALES VICTORIAS:

Son más de una decena, repasaremos las más decisivas e importantes.

Batalla de Bicoca; 27 de abril de 1522. Por un lado, el gran ejército franco-veneciano con más de 28.000 soldados, liderados por el general Odet de Cominges.
Por otro, uno de los Tercios con 18.000 infantes al mando del italiano Prospero Colonna, mercenario al servicio de España.
La victoria rotunda española, con poquísimas bajas y que precedió a la decisiva de Pavía, hizo que en castellano la palabra bicoca pasara a ser sinónimo de “cosa sencilla y fácil”.

Batalla de Pavía; en 1524 Francisco I, con un imponente ejército llega a Italia dispuesto a recuperar el Milanesado. Antonio Leiva se encierra en Pavía pidiendo refuerzos. Carlos de Lannoy y el condestable de Borbón caminan a marchas forzadas en su socorro, acompañados del marqués de Pescara.
Frente a Pavía en el parque de Mirabello se decidió la contienda. Alençon y el marqués del Vasto resistieron las descargas de la artillería francesa. Sin embargo, Francisco I cree llegado el momento de actuar y manda a su caballería.
Los infantes españoles, aquellos arcabuceros vizcaínos y sevillanos resistieron y diezmaron los escuadrones. Antonio Leiva, enfermo y en litera, sale de Pavía y envuelve por la espalda al ejército francés.
El desastre ocasionado a las fuerzas francesas fue brutal, pereciendo la flor de la nobleza francesa y hasta el mismo rey francés fue hecho prisionero.
Recluido en Madrid en la Torre de los Lujanes, permaneció hasta 1526, firmando un tratado de paz por el que renunciaba a sus derechos sobre Nápoles, Flandes y Artois, cedía Milán y se comprometía a entregar Borgoña.

Batalla de San Quintín; los franceses invadieron Nápoles en 1557, la respuesta de Felipe II fue rápida y las tropas españolas formadas por más de 42.000 hombres, invaden Francia desde Flandes al mando de Manuel Filiberto, con Enrique de Guzmán, López de Acuña y el temido Tercio de Saboya bajo las órdenes del Maestre de Campo Alonso de Navarrete. 
La victoria fue aplastante; el ejército francés perdió más de 12.000 soldados y 6.000 fueron hechos prisioneros. Además, se capturaron 50 banderas y toda la artillería francesa. Para conmemorar la victoria Felipe II mandó construir el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, pues la batalla ocurrió el 10 de agosto, día de San Lorenzo.

Batalla de Empel; diciembre del año 1585. El conocido Milagro de Empel fue protagonizado por el Tercio Viejo de Zamora. Alrededor de 5.000 mil infantes españoles se vieron rodeados por la flota holandesa en la isla de Bommel. Felipe de Hohenlohe-Neuenstein les ofreció una rendición honrosa, el Maestre Francisco de Bobadilla respondió: «Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos».
Los holandeses abrieron los diques e inundaron la zona, los nuestros se reagruparon en el montecillo de Empel. Allí, cavando una trinchera se encontraron una tabla con la imagen de la Virgen Inmaculada. Esa misma noche del 7 de diciembre se congelaron las aguas. Al amanecer del día 8 los españoles atacaron por sorpresa y obtuvieron una gran victoria.
Por tales acontecimientos y atribuyendo la victoria a la Inmaculada Concepción, fue proclamada Patrona de los Tercios; en el S. XVII de toda España; después del Ejército Español y, actualmente, del arma de Infantería.

Para concluir hay que contar que la galería de héroes, batallas y proezas que protagonizaron nuestros infantes en aquellos años fue infinita y daría para decenas de artículos, páginas plenas de valor y heroísmo encarnaron las virtudes militares del honor, sacrificio y lealtad suprema. Muchas veces mal pagados y otras mal vestidos, pero nunca se volvieron en sus motines – que los hubo – contra sus jefes.

Sería injusto concluir este artículo sin hablar en primer lugar, aunque sea someramente, de dos personajes inigualables: Alejandro Farnesio el “Rayo de la Guerra”, y D. Juan de Austria, tío del anterior, protagonista en la batalla de Lepanto y en conquistas fulgurantes en Flandes y Francia.
Tío y sobrino aniquilaron al ejército de los Estados Generales en la memorable batalla de Gembloux.

En segundo lugar, la pluma y la espada estuvieron en estos tiempos muy relacionadas, soldados como: Garcilaso de la Vega, Francisco de Aldana, Miguel de Cervantes; Pedro Calderón de la Barca y, el “Fénix de los Ingenios” Lope de Vega, fueron combatientes en tierra y en mar en estos Tercios heroicos.

Desaparecieron oficialmente el 28 de septiembre de 1704.

Salir de la versión móvil