La hora de los idiotas

¿Qué le lleva a una persona a votar sistemáticamente a los que le engañan, roban, arruinan, desprotegen y, además, lo fríen a impuestos, para luego gastárselo en prostitutas, mariscadas o cocaína? Si hay personas serias, decentes y formadas, ¿por qué persistir en el error? He aquí donde emerge la figura del idiota. Cuidado, conviene no infravalorarlo, dado que siempre consigue superarse en la escala de la tontuna más elemental.

Para ayudar a entender la dañina presencia del idiota en nuestra sociedad, hay numerosa bibliografía al respeto: La sabiduría del idiota, Manual del perfecto idiota, Cómo hablar con un progre (idiota) o España Renace (perdón por la publicidad, amigo).

Querido lector, soy consciente de que la actualidad política obliga a escribir sobre cuestiones muy duras, desagradables, que suelen dejarte un sabor amargo a causa del efecto del lerdo-rojerío. Por ello, he decidido hacer un aparte e intentar poner un toque de humor.

La idea es provocarte una sonrisa, pues ya habrá tiempo para seguir plasmando la realidad socialista

Actualmente sufrimos a una generación de idiotas cuyos frutos son seres enemigos de la inteligencia, que desconocen sus infinitas limitaciones, y lejos de paliar los destrozos de sus simplezas, se ven como un faro que ilumina la oscuridad: el Consejo de Ministros, Ferraz, etc. A diario vemos como los idiotas han escalado posiciones sociales y ostentan puestos clave en la sociedad, desde donde nos torturan a los que no somos de su hermandad: “la Perpetua Tontuna”.

Algunos han hecho de sus gustos sexuales una causa digna de “orgullo”, con bandera y toda la parafernalia que los acompaña en su idiota existencia, y la exhiben sin escrúpulos ni vergüenza en desfiles solo aptos para su mejorable parroquia. ¡Ojo!, porque con la entrada en vigor de la nueva ley “Trans”, habrá idiotas que se autoperciban como ovejas u “ovejos” y acaben comiendo hierba.

Podría darse el caso de que los veamos formar una ecofamilia transversal y sostenible en el zoológico de su ciudad para vivir en comuna y en libertad con todos sus autopercibidos instintos.

Han llegado a tal extremo, que hay idiotas que no saben qué son o si realmente son algo, salvo su autopercepción momentánea. Qué decadencia

Aquí aparece la mayor fábrica de idiotas de la historia: la izquierda. Hay que reseñar la larga tradición del PSOE, le avala sus 140 años de experiencia en esa innoble tarea. Ilustres personajes como ZP (la tierra no pertenece a nadie, salvo al viento), Carmen Calvo (ni pixi ni dixi), Adriana Lastra, Montero (la chiqui), Sánchez, Pepiño Blanco, Puente y un largo currículo de distraídos de masa gris que han puesto el nivel muy alto, altísimo.

O, a pesar de su corta existencia, lo fecundo que ha sido Podemos en la producción de grandes idiotas. Podemos decir que es todo un yacimiento inacabable de botarates y necios sin remedio que están a la altura del mejor Psoe. Personajes como Monedero, Iglesias, Montero, Belarra, “la Yoli”, el mismísimo Errejón (alías ecopatadas) también procede de esa excelsa mina morada.

No obvio al extremo centro, cuyo aporte al universo “idiotil” va camino de superar los logros rojos. ¿Dudas? “Denos tiempo”, que diría el idiota que porta el insulto por apellido (Rufián). Es curioso como a la izquierda siempre se le juzga por sus intenciones, nunca por sus resultados. ¿Quién obvia la realidad y juzga lo abstracto de lo ideal? ¿Quién rechaza argumentos reales y prefiere intenciones? El idiota. De ahí que la izquierda fomente la sostenibilidad y permanencia del citado cuadrúpedo.

Llegados a este punto, es oligado preguntarse, ¿qué es un idiota? Es un tipo resiliente, feminista, Greto-climático, verde, transversal, sostenible, comunista no binario y eco-todo, también llamado homo idotens o rojos no sapiens. ¡Qué suplicio! No es cuestión de alarmarse, pues hay estudios que han acreditado (carbono 14) que la presencia del idiota es inherente a la raza humana (incluso antes, para los rojos-evolucionistas).

Se tiene constancia de la existencia de reputados idiotas a lo largo de la historia de la humanidad

Es imperativo reseñar que el patógeno idiotizante es altamente contagioso, con casos probados de conversión a la idiocia sin ni tan siquiera habérselo propuesto el idiota.

Ello podría deberse a la inexplicable simpatía que el corto de entendederas suele despertar entre sus congéneres. Conviene citar la herencia como factor clave en la perpetuación del tontucio de turno, habiendo sido transmitida de padres carajotes a sus naturales carajotes hijos.

Existe un peligro no siempre socialmente advertido, el idiota asintomático, hecho que facilitará el contagio y la propagación de las tesis idiotizantes. Piensa que si la idiocia cotizase en bolsa seríamos muy ricos, porque, en idiotas per capita somos una potencia mundial.

Llegados a este punto no sé quién es más idiota, si quién se erige en pastor o los que con su “boto” permiten ser pastoreados. No sé que es peor, si el que los engaña sistemáticamente o los que sistemáticamente aceptan ser engañados. Lo que sí sé es que la peor plaga es la ignorancia: un idiota, un voto. Solo así se entiende la presencia de Sánchez en Gobierno.

Para finalizar, solo me queda decir que los altares de la idiocia más absoluta son Telecinco, Cuatro, la Secta, la Ser, etc. Medios capaces de encumbrar a rojo-telepredicadores de la tontuna más primaria, y exhibirlos como reclamos políticos. Qué gran apuesta socialista la de Jorge J. Vázquez.

¿Qué se puede hacer contra esta plaga de idiotas? Vacunarse. ¿Cómo? El tratamiento médico exige como primer paso apagar la tele. Acto seguido, escuchar a personas de bien, cuya presencia aleja al idiota:

RadioYa (don Javier García Isac y otros grandes profesionales), así como Libres2.0 con don Luis J. Martín (todos los días de 17:50 a 19:00. También por RadioYa de 22:00 a 23:30), dónde tengo el gusto y el honor de colaborar. De hecho, la redacción y el título del presente lleva el nombre de una sección que acabamos de estrenar en Libres2.0: “La hora de los idiotas”. Un espacio para escoger al idiota político de la semana y “premiarlo” por su torpe proceder. Es obligado, si quieres una pronta recuperación del idiota enfermo, visitar a los amigos de NuestraEspaña.com. Un digital veraz, riguroso, liberal y patriótico que te cuenta lo que otros callan. Aquí también tengo el honor de colaborar.

Ruego disculpes este guiño y barra para casa, querido amigo, pero es la verdad. Sin olvidar nunca a amigos como Pepe López analiza sin cesura, Discusiones en el Gulag y otros españoles de bien. Te invito a apoyarlos, son gente de bien. Esta receta es una herramienta infalible contra la tiranía del idiota y su endémica existencia. Por cierto, nunca discutas con un idiota, te hará bajar de nivel y ahí te ganará por experiencia (Mark Twain). Querido lector, deseo que te haya gustado este aparte y, sobre todo, que te hayamos provocado una sonrisa con “la hora de los idiotas”. De ser así, el fin habrá justificado los medios. Ojalá nunca perdamos nuestro sentido del humor.

1 comentario en «La hora de los idiotas»

  1. Magnífico, como siempre, estimado D. Miguel de Farnesio. Esa ecofamilia ya la he visualizado (a carcajadas) y el “homo idiotens” lo he capturado para las clases de antropología jurídica (aunque ahora me ha recordado al “homo imbecilus”, creo que Darwin lo estudió).

    Toda felicitación y abrazo. Con afecto sincero.

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