La diferencia entre el Imperio español y el Imperialismo británico. Mestizaje contra exterminio

El Imperialismo británico no halló mejor método para romper el Imperio español que infiltrar de masones criollos – Bolívar, uno de los más destacados – toda Hispanoamérica para, con las promesas que, tras su independencia y de mano de los elegidos, aquellas naciones desgajadas de la madre Patria, se convertirían en el paraíso de las libertades y de la prosperidad.

Un Imperio español que gozaba de un nivel de vida, antes de la independencia, envidiable; un Imperio español cuyas ciudades, antes del desastre y del desgajamiento forzado, disfrutaban de una prosperidad muy superior al de muchas naciones europeas, se rompía y dividía por mor de los intereses británicos que no encontraron otra manera de resarcirse del fracaso histórico que, tanto militarmente como políticamente, cosecharon de forma continua y evidente a través de los siglos.

Descubrimiento, conquista, evangelización y mestizaje, es el trípode donde descansa la gesta más grande, más gloriosa que vieron los siglos y, es precisamente también el asunto de la evangelización de todo un continente, lo que esta masonería anticristiana y rabiosamente anticatólica, no ha perdonado ni perdonará jamás.

La diferencia entre el Imperio español y el Imperialismo británico es tan grande que bastan tan sólo un par de argumentos para mostrarlo de manera nítida y clara

El Imperialismo anglosajón dondequiera que se ha establecido ha tenido una característica clara: exterminio de los pueblos indígenas y ausencia total, precisamente por eso, de ese hecho diferente y determinante del Imperio español: el mestizaje.

Ahí quedan las universidades, catedrales y demás arquitectura, producción literaria y de leyes para quiénes se tomen la molestia de estudiarlos, así como un abundante mestizaje que, a día de hoy es claro y evidente.

El Imperialismo, si por cualquier causa no ha podido exterminar a los nativos del lugar colonizado, los ha sometido a un repugnante apartheid.

El exterminio planeado y programado de los pueblos indígenas, en el nacimiento, desarrollo y expansión de los actuales EEUU, está escrito y quien quiera puede estudiarlo sin mayor problema, otra cosa es que para ocultar ese genocidio, rigurosamente ejecutado, se magnifique algo que nunca existió, al menos como lo describen quienes lo emplean como cortina de humo para distraer y ocultar sus barbaridades.

Los británicos manejaron como a auténticos títeres a aquellos personajes que, al cabo del tiempo, la mayor parte de ellos se convirtieron en verdaderos tiranos y genocidas de sus respectivas naciones, fomentando el odio y la división entre hermanos, guiados sólo por la ambición y la sumisión a los designios y órdenes recibidas de Inglaterra.

Igual que en América, se financió y azuzó la sublevación del duque de Braganza para deshacer nuestra unión peninsular con la independencia de Portugal de una forma absolutamente artificial; planificada cómo no, por la pérfida Albión. Una unión que había sido posible por el esfuerzo y la voluntad, tanto de portugueses como de castellanos, en 1580.

En algunas potencias extranjeras, subyace desde hace siglos un temor profundo a que España, en un momento determinado, pueda sacudirse de encima todos los planes que, a día de hoy aún están en vigor, para evitar que ocupe un puesto preeminente, no ya en Europa, sino en el concierto internacional.

Inglaterra y otras potencias extranjeras, dependiendo del momento histórico, auxiliadas por la masonería internacional, han azuzado y asesorado cualquier movimiento de división que en estas tierras venimos soportando desde las Guerras Carlistas.

Los partidos que más se han visto infiltrados por la masonería, sin duda alguna, han sido los de izquierdas, que han hechos suyos los puntos cardinales de la leyenda negra contra España, aliándose siempre con separatistas para romper la unidad española.

Esos puntos cardinales son los siguientes: hacer dudar siempre de la existencia de España como nación; avergonzarnos de la excelsa obra de los españoles en el mundo entero, principalmente en América; difundir ampliamente la leyenda negra como método para tratar de provocar en todos un sentido de inferioridad y vergüenza y, como último punto, tratar de dividir y dar pábulo a cualquier regionalismo hasta convertirlo en nacionalismo exacerbado e inculcar el odio a la patria común de los españoles.

En eso estamos desde hace varios decenios

Ocurrió en las dos desastrosas repúblicas y, si Dios no lo remedia vamos a pasos agigantados, primero hacia la ruina económica absoluta, que será el caldo de cultivo esperado para después organizar levantamientos de todo tipo en las comunidades autónomas que todos conocemos.

Esperemos que España, la España inmortal que siempre resiste y aguanta heroicamente estas tensiones sepa, como siempre, soportar el envite y podamos salir, si no más reforzados, al menos más conscientes del deber que tenemos, con nuestros descendientes, de mantener el legado Patrio único e indivisible.

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