La crisis económica que asola el país va a hacerse notar aún más en la campaña de la renta de este año, que a la sangría de 2020 que suma un paro astronómico y una gran cantidad de quiebras, se le añade el terrible desenlace de los ERTES a los afectados. Muchos de los trabajadores que no tenían obligación de presentar declaración, deberán hacerlo este año, ya que al cobrar de la Seguridad Social, Hacienda considera que han tenido dos pagadores.
No solo eso, sino que la Agencia Tributaria, en un intento por conseguir aún más recaudación, ha aumentado el incentivo a sus inspectores astronómicamente.
El pacto con los sindicatos establece un bonus de hasta 1.000 millones de euros para conseguir incrementar la recaudación de IRPF e IVA. 75 millones estarán garantizados y se les sumarán otros 25 si alcanzan los objetivos impuestos y se adjudica el volumen total de crédito asignado con el objetivo de complementar las exigencias de productividad.
En el peor momento posible, Hacienda da el mayor bonus de los últimos tres años, que dobla al del año pasado (objetivo 50.000 millones). Es incluso superior al bonus de 2019, cuando la remuneración a los funcionarios fue de 95 millones.
Hacienda cobra por lo ganado, lo ahorrado, lo invertido, lo gastado y ahora con el doble que incentivo que antes.