El partido Socialdemócrata sueco reconoce que la inmigración masiva es problemática

Por primera vez desde los años 70, el Partido Socialdemócrata de Suecia cambia radicalmente el tono con respecto a la inmigración.

Desde que en la década de 1970, de la mano del auge de las teorías políticas de nueva izquierda y de Mayo del 68, la formación de izquierda apostara por poner fin a la condición monoétnica y homogénea de la milenaria nación sueca, no había habido voces disidentes dentro del partido con respecto al tema migratorio.

Tanto los socialdemócratas como las otras fuerzas políticas relevantes, fomentaron la existencia de flujos migratorios masivos provenientes de terceros países.

Estos terceros países incluían, no solo naciones europeas y occidentales, sino también estados subdesarrollados, poblaciones con culturas no europeas y formas de ver la vida muy diferentes, cuando no incompatibles, con la sueca.

En los últimos veinte años, cualquier excusa o pero que el partido Demócratas Suecos, la formación de derecha nacionalista sueca partidaria de acabar con la inmigración masiva, pusiera a la existencia de esos flujos masivos permanentes, era tildada de racismo y xenofobia.

Durante mucho tiempo, las posturas de los socialdemócratas fueron asumidas también por moderados (populares), socialcristianos y liberaldemócratas suecos. Facciones todas ellas que solo desde hace un par de años se plantean pactos con Demócratas Suecos, pues hasta hace muy poco había un cordón sanitario hacia dicha formación.

Las cosas han cambiado mucho desde la crisis de 2008. Demócratas Suecos (SD) es ahora entre primera y segunda fuerza en Suecia. Este partido vendría a ser análogo de Vox en el país nórdico.

Ni la bajada de salarios nacionales, ni el aumento descomunal de crímenes en un país en el que hasta entonces casi no eran necesarias las cárceles, ni el auge de violaciones y episodios de acoso sexual… ninguno de esos problemas, difícilmente separables del fenómeno migratorio, parecían existir para la izquierda sueca (hasta ahora).

Tantos años de experimento social multicultural y problemas sociales derivados, así como de desgaste electoral para una izquierda que antaño fue la más hegemónica del continente, están logrando hacer mella en las hasta ahora incuestionables tesis de «estado arcoiris» y discurso «pro diversidad».

La inmigración laboral descontrolada tira por el suelo los salarios suecos, saquea nuestro bienestar, explota la mano de obra extranjera y contribuye al financiamiento del crimen organizado.

-Partido Socialdemócrata sueco en octubre de 2020.

Esto mismo giro de los acontecimientos que está empezando a ocurrir en Suecia ya pasó hace un par de años con el principal partido de izquierdas en Dinamarca.

Allí, gracias al cambio de paradigma en política migratoria, la socialdemocracia moderada ha conseguido arrebatar muchos votos a la formación de derecha nacionalista crítica con la inmigración.

En el mundo de la izquierda hay quienes ven en este giro de los socialdemócratas como un cortafuegos para frenar, no tanto el aumento de malestar social, sino el avance imparable de Demócratas Suecos y fuerzas similares, críticas con el estatus quo y el «consenso socialdemócrata» nórdico.

Otros consideran que este cambio de discurso supone una concesión intolerable a las derechas y movimientos nacionalistas… Para las izquierdas más radicales e ideologizadas, no todo vale con tal de retener el voto de la clase obrera blanca dentro de la izquierda política.

Lo que está claro es que el consenso pro inmigracionista de los últimos tiempos está empezando a resquebrajarse en cada vez más regiones de Europa.

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