El Gobierno mantiene la desaparición de la Filosofía y de la enseñanza cronológica de la Historia en la ESO, contrariamente a lo que prometió en campaña hace años
Se eliminan las notas numéricas, los exámenes de recuperación, los itinerarios y el límite de suspensos para pasar de curso y obtener el título, algo muy criticado por buena parte de la comunidad educativa.
Proyecto de real decreto de ESO lleno de polémica
El Consejo de Ministros ha aprobado el proyecto de real decreto de la ESO, que detalla todo lo que tienen que aprender de forma obligatoria en toda España los alumnos de entre 12 y 16 años.
El texto plantea un enfoque competencial «menos memorístico» en el que se prioriza un aprendizaje «aplicado y cercano a la vida cotidiana de los jóvenes».
Por primera vez en la legislación educativa, el Ministerio de Educación no detalla los hechos históricos y renuncia a un estudio cronológico de la Historia. Además, desaparece del todo la Filosofía en esta etapa obligatoria.
El PSOE ha quitado definitivamente la asignatura de Filosofía. Eso significa que los alumnos pasarán toda la enseñanza básica sin estudiar nada de esta materia. A cambio, cursarán otras «más prácticas», como Trabajo Mononográfico, Servicios a la Comunidad, Formación y Orientación Personal y Profesional, Digitalización o Economía y Emprendimiento.
Los alumnos también darán Valores Cívicos y Éticos, la nueva Educación para la Ciudadanía de José Luis Rodríguez Zapatero, donde los alumnos aprenderán sobre «memoria democrática», «ecofeminismo», «ética de los cuidados» y «derechos LGTBIQ+», las banderas políticas del Gobierno de coalición.
Ojo, todas estas materias y conceptos también formarán parte de todas y cada una de las asignaturas, donde además de conocimientos se enseñan actitudes y tienen mucha presencia las emociones (como el «sentido socioafectivo» de las Matemáticas).
La decisión de no apostar por la Filosofía ha recibido el rechazo de Unidas Podemos y también de voces socialistas, como los senadores Javier de Lucas y Manuel Cruz.
El Consejo de Estado y el Consejo Escolar del Estado han advertido de la existencia de problemas en otras asignaturas, como Geografía e Historia.
Reescritura de la Historia
Ya no se realizará una enseñanza cronológica y se suprimirán los principales hechos históricos.
No se mencionan momentos como la Conquista de América o la Revolución Francesa y se agrupan los contenidos por bloques temáticos. Por ejemplo, la «desigualdad social y la disputa por el poder», la «marginación, segregación, control y sumisión en la historia de la Humanidad», «familia, linaje y casta», o «el papel de la religión en la organización social».
El Ministerio de Educación argumenta que el enfoque cronológico es «muy academicista» y prefiere dejar margen de actuación a los profesores. Incluso el Consejo Escolar del Estado, cuyos miembros son mayoritariamente afines al Gobierno, ha advertido de que la asignatura es tan «genérica» que será difícil cumplir la ley para garantizar la validez de los títulos y que el planteamiento es tan «complejo» que no se podrá dar una formación común de Historia en toda España.

Los profesores denuncian la desaparición de los contenidos básicos en el nuevo currículo
En Matemáticas los logaritmos o el manejo de expresiones radicales ya no aparecen detallados.
En Lengua y Literatura Castellana se elimina gran parte de la historia literaria, que ya era mucho más reducida que la de otras literaturas relativas a lenguas autonómicas.
En Economía se dejarán de tratar la inflación, el déficit o los planes de pensiones como contenidos básicos curriculares.
Esta reducción de algunos contenidos se justifica en que los currículos anteriores eran «demasiado enciclopédicos» y no daba tiempo a llegar al final del temario. Sin embargo, este nuevo enfoque contrasta con un exceso de conocimientos para cuestiones hasta ahora muy poco relevantes, como «la evolución del armamento desde los hoplitas a los tercios» o «la cultura del pueblo gitano».
El Ministerio inicialmente había distinguido entre «saberes básicos» y «saberes deseables». Los primeros son los esenciales y están plasmados en este currículo. Los segundos son aquellos que pueden completar los profesores en función del nivel de los estudiantes o de su propio enfoque.
Pasar de curso y graduarse podrá hacerse sin límite de suspensos
El decreto se rige por los principios de inclusión educativa y la atención a la diversidad, por lo que se contempla que los alumnos puedan graduarse en la ESO y pasar de curso sin límite de suspensos.
Se impide taxativamente que las CCAA pongan un tope (en la Lomce para pasar de curso estaba fijado en tres y para graduarse, en dos). Serán los equipos de profesores los que tendrán que decidir entre todos si el alumno ha alcanzado las competencias mínimas exigidas. Se suprimen también los exámenes de recuperación y las calificaciones numéricas. La evaluación será «continua, formativa e integradora».
El título de 4º de la ESO será el mismo para todos los alumnos aunque podrá conseguirse con distintos grados de dificultad. Además de la forma ordinaria, lo podrán lograr, por primera vez en la historia, los alumnos con necesidades especiales que hayan tenido adaptaciones curriculares «significativas».
También se podrá obtener cursando FP Básica, pasando por un programa de diversificación curricular o, en el caso de los mayores de 18 años, haciendo unas «pruebas o actividades personalizadas extraordinarias». Con todo ello, el Gobierno quiere reducir el porcentaje de alumnos que no se gradúan (el 21% en estos momentos).
Sindicatos como Csif o Anpe o asociaciones de familias como la Concapa o Cofapa advierten de que muchos más estudiantes van a llegar mucho menos preparados al Bachillerato.
Otro cambio importante es que se eliminan los itinerarios que había en 4º de la ESO con la Lomce, que permitían a los alumnos optar por la vía académica o por la profesional, canalizada en la FP.
El real decreto aprobado fija las enseñanzas mínimas de la ESO, que son comunes en todo el Estado. Después tiene que ser completado por las comunidades, que disponen de un 50% del horario escolar en el caso de los territorios con lengua cooficial y de un 40% en las demás.
Cataluña ya ha enviado su borrador de desarrollo normativo a los centros y en él se va más allá que lo establecido por el Estado e incluso se permite lograr el título de la ESO sin las competencias mínimas exigidas. La Generalitat también ha suprimido las notas trimestrales y, además de considerar esta comunidad autónoma como «un país», formará a los estudiantes en lo que se entiende como «identidades», «resistencia a la opresión» y «emancipación nacional».
El desarrollo curricular de las 17 CCAA tendrá que ser concretado en los próximos meses en los planes de estudios de los centros educativos y en los libros de texto.
La idea pasa por que la nueva manera de aprender se pueda poner en práctica en las aulas el próximo mes de septiembre para los cursos 1º y 3º; mientras que en 2023 se impondrá para 2º y 4º.