Desmontando el Nacionalismo Catalán. Perspectiva Histórica | Parte II

En la primera parte de este artículo mostré una breve perspectiva histórica en el que ese nacionalismo se ha visto implicado, demostrando que el motor que siempre le ha movido ha sido  – y será  – el de obtener ventajas y prebendas respecto a otras regiones españolas.

Ese nacionalismo insolidario y presuntamente siempre damnificado,  que prohíbe y persigue el uso del español en todas las instituciones y ambientes, oculta cuidadosamente las fortunas inmensas que las editoriales catalanas han amasado durante muchísimos años, vendiendo sus libros escritos cómo no, en nuestra lengua común, a un mercado de más de seiscientos millones de hispanos.

Un nacionalismo que siempre esquiva la responsabilidad en el despilfarro continuo en la administración de los recursos que retrae del Estado, dilapidando millones de € en propaganda compulsivamente falsa y, que, sin embargo, detrae recursos por ejemplo, de sanidad.

Veamos algunos datos: la deuda pública catalana ha pasado de unos 11.000 millones de € en 2004, a la actual que asciende ya a los 94.500 millones de euros, y sigue desbocada.

Es una autonomía en quiebra que resiste sólo por la respiración asistida que el Estado Español le presta, ya que, a día de hoy, es insuficiente para su propia supervivencia.

A fin de paliar este déficit, la Generalidad en 2010 hizo una emisión  de 2.000 millones de euros en los llamados bonos patrióticos, a un año y con un interés del 4,75%

Parecía lógico que los principales defensores de su independencia se volcaran en la adquisición de los mismos, y fueran los mejores clientes para así respaldar sus propias ideas. Nada más lejos de la realidad, la pela es la pela y esa emisión fue un rotundo fracaso. Los independentistas conocían perfectamente el trasfondo económico de las finanzas catalanas, y eran conscientes  del riesgo alto que había de impago. Ninguno de los que se pasan la vida perorando por su “país” quiso arriesgar ni un céntimo, era mucho mejor que papá Estado, el mismo al que califican de opresor y antidemocrático, corriese con los gastos de la juerga, ya que, al fin y al cabo ellos nunca son responsables de nada.

Es pertinente señalar aquí que la Generalidad Catalana ha recibido desde 2012 más de 132.700 millones de euros.

Y continuamos con cifras de infarto. Para finales de 2023 el dinero extraído de nuestros impuestos y que irán a parar a Cataluña será de más de 140.000 millones de euros. Cifras que marean y que ponen negro sobre blanco la desfachatez y cinismo de estos golpistas.

Lo más grave es que los principales recursos que la Generalidad recibe se malgastan en chiringuitos y propaganda de sus alucinaciones, en embajaditas donde colocan a sus familiares, amigos y beneficiarios, y a todo tipo de fundaciones.

Son miles los que se han apuntado a la vida más o menos cómoda que brindan los negocios creados por este nacionalismo despectivo: decenas de institutos, observatorios, asociaciones, cooperativas, agrupaciones, ONGs, etc., que han florecido como hongos tóxicos, donde cultivan principalmente un odio obsesivo y patológico a todo lo español.

Forman en sus filas desde alucinados convencidos, vagos de profesión, charnegos acomplejados, frustrados de cuna y, personajes cuya única meta es el chollo, la fabulación, el odio y la queja, “virtudes” y “adornos” que, reunidas y convenientemente explotadas, les han dado gran resultado desde los comienzos de nuestra Historia.

Los diferentes líderes catalanes, al verse señalados por el desastre en que han sumido a su administración, siguen con la cantinela de siempre, desviando su responsabilidad al comodín de: “Madrit” tiene la culpa; o al manido de, “los españoles nos roban”.

Sin embargo, es justamente al revés, algo que ya empieza a ser percibido por el resto de catalanes excluidos por esa burguesía y mirados despectivamente por estos “patriotas”. Son mayoría, se sienten extraños en su propia tierra y son tratados como ciudadanos de segunda.

Después de lo vivido el 1 de octubre de 2017, tras el referendo ilegal –  previamente suspendido por el Tribunal Constitucional el 7 de septiembre –  los responsables del delito rápidamente se difuminaron, unos huyeron cobardemente, otros fueron encarcelados, juzgados con todas las garantías y condenados a diferentes penas de prisión e inhabilitación.

Sin embargo, la forma más efectiva de lidiar contra la plaga que nos perturba desde el comienzo de la Transición, no es difícil: sería en el momento que perciban que no van a poder explotar más el momio en el que se han acomodado y, que estar ahí, no sólo les cuesta dinero, sino que tiene consecuencias negativas para su devenir cotidiano y ya no puedan pegarse la gran vida en embajaditas, sinecuras y gangas.

Cortar el grifo de recursos que dilapidan es el camino, porque al final, y no hay que engañarse, es la misma filosofía que siempre ha movido a esa clase de la sociedad catalana: la de tratar por todos los medios de procurarse bicocas, prebendas y regalías que, curiosamente han tenido un celo exquisito y persistente en obstaculizar y negar a las demás regiones españolas.

Llegado a este punto dos muestras muy elocuentes: la paralización del trasvase del agua excedente del Ebro hacia el Levante y Andalucía, que ese nacionalismo excluyente, codicioso y nocivo, paralizó en tiempos del maligno Zapatero; la propaganda infecta que ERC, con Carod Rovira a la cabeza, hizo en contra de la candidatura de Madrid como sede de la Olimpiada de 2012.

Les enferma y desconcierta que en cualquier otro lugar de España, y no digamos si es “Madrit”, se desarrolle cualquier actividad o evento que sirva para el desarrollo o crecimiento del mismo

Todo lo que ha significado vertebración del Estado Español se ha encontrado con la oposición cerrada de esa burguesía mugrienta, celosa de perpetuarse en sus prebendas, cerrando ladinamente y por cualquier método el resto de avances en otras regiones españolas.

El Fake monclovita, en una más de sus múltiples traiciones y, sin que los delincuentes mostraran arrepentimiento alguno, más bien al contrario, manifestando que lo volverían a hacer, les concede graciosamente el indulto.

Recientemente ha llegado a más, para que vuelvan a repetir suerte y les salga gratis se ha eliminado el delito de sedición y, de propina, ya está en marcha eliminar también el de malversación.

Una de las explicaciones que esgrime esta recua vil y traidora que puebla el Consejo de Ministros, es el mismo argumento empleado en 1934: el de la paz social que se vive en Cataluña, manifestando descaradamente que es fruto de su gestión.

Sin embargo, todos sabemos, incluido el propio desgobierno, que no es así, es el resultado de la contraprestación descarada y rufianesca de ceder permanentemente a todas y cada una de las exigencias y chantajes, con que los golpistas someten a Antonio para que siga en la Moncloa.

España, afortunadamente, y éste lo ignora, es mucho más fuerte de lo que sus enemigos suponen. Ahora mismo el pueblo español dormita y no acaba de desesperezarse, pero si la oposición sabe actuar y unifica criterios para hacer frente al cacique tiranuelo, éste y quienes le dirigen, se verán sorprendidos y rebasados. Que nadie lo ponga en duda.

De eso nuestra Historia está plagada de ejemplos desde tiempo inmemorial. Tampoco pienso que salir de la situación de desastre institucional, social y económico en el que nos encontramos vaya a ser fácil. Dada la devastación actual, nada lo será, pero el tiempo sin duda alguna nos dará la razón.

Lo que al parecer es mucho más difícil, es que la oposición unifique criterios. De no hacerlo así, será corresponsable de la situación a la que este autócrata bananero nos está precipitando.

Vivimos momentos muy delicados. Es hora del sacrificio y de la generosidad, dejando a un lado intereses personales.

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