Con la expulsión de los jesuitas de España, los nuevos gobernantes republicanos conseguían dos cosas: Por un lado, se deshacían de un enemigo muy incómodo para ellos y por otro, realizaban un negocio nada despreciable: tuvieron que irse 2.987 jesuitas, que dejaban atrás, sin la menor indemnización, 21 colegios de segunda enseñanza, 162 escuelas de elemental y profesional, el ICAI entre ellas (Instituto Católico de Artes e industrias), 40 residencias, tres colegios máximos, seis noviciados, cinco casas de ejercicios, nueve editoriales, dos observatorios astronómicos, y la leprosería de Fontilles en Alicante. Todo ello procedente de las donaciones recibidas a lo largo de poco más de un siglo; el transcurrido desde que Fernando VII, aprovechando la restauración de la Orden por Pío VII, los trajo de nuevo a España.
Todo quedaba en manos de un patronato estatal presidido por el masón Gerardo Abad Conde, del Partido Radical de Lerroux; Grado 18, Tesorero, en 1925, de la logia Suevia n° 4 de la Gran Logia Regional del Noroeste de España a la que perteneció el abuelo de José Luis Rodríguez Zapatero, que también pertenece a la secta.
La pertenencia de José Luis Rodríguez Zapatero a la masonería cada vez parece más clara. Son muchas las fuentes que así lo apuntan. Ricardo de la Cierva, Alberto Bárcena, el Padre Manuel Guerra, entre otros, y sumando a esto el Expediente Royuela (de ser confirmado por la Justicia), vendría a ser muy claro que es masón. Veamos los testimonios de estos autores. Ricardo de la Cierva decía lo siguiente:
“José Luis Rodríguez, presidente del Gobierno de la nación española, es masón. El gran maestre adjunto de la Gran Logia, de lengua española en los Estados Unidos, Arturo Fortún, ha confirmado que Zapatero pertenece a la masonería y la institución tiene actualmente en gran estima «…su contribución a los cambios sociopolíticos que se han producido en España»”.
Don Alberto Bárcena, en entrevista concedida a “Actual”, dice lo siguiente:
“Actualmente, el porcentaje de masones en la política es altísimo y no se corresponde con un partido en concreto. Si descartamos a ERC, que siempre lo ha sido, hay que destacar las políticas de Zapatero, que son promasónicas. Hizo una política laicista casi dictada por la logia el Gran Oriente de Francia. Zapatero reconoce en su biografía autorizada (la de Suso de Toro) que lo único digno de adoración es el hombre. Eso revela una gnosis antropocéntrica, la masónica”.
Ante la pregunta directa que el periodista hace a Bárcena, ¿Zapatero es masón?, el historiador respondió lo siguiente:
“Él dijo que no. Su abuelo sí, y eso no significa que él lo fuera. Pero más allá de nombres hay que analizar las políticas que aplica cada uno. La de Zapatero era una ingeniería social anticristiana y masónica que hoy sigue en pie porque Rajoy la ha consolidado. Lo que inició Zapatero es hoy ley en muchas comunidades autónomas. No hay que olvidar que el recurso que presentó Rajoy contra el matrimonio homosexual años después no le impidió mantener vigente esa misma ley”.
El sacerdote Manuel Guerra, en su libro Masonería, religión y política (Editorial Sekotia), realiza una revisión sobre la masonería y sus implicaciones históricas en el ámbito de la religión y la política. Guerra cita a José Luis Rodríguez Zapatero y a su declarada “condición masónica”. Recuerda, además, las palabras que el expresidente del Gobierno pronunció en un mitin de la campaña electoral el 8 de febrero de 2004: “¡Más gimnasia, menos religión!”. En el famoso desayuno de oración con Obama también le enmendó la plana a Jesucristo cuando llevó a cabo una enmienda a la famosa frase evangélica “la verdad os hará libres” (que es la frase de Jesús que recoge el Evangelio de San Juan). Zapatero invierte la frase: “La libertad nos hace verdaderos” (eso de invertir es algo típico de la masonería), lo que equivale a decir que no hay una verdad, sino que cada individuo busca o fabrica su propia verdad.
El mismo Padre Guerra, en una entrevista para “El Plural” en 2012, dijo lo siguiente:
“¿Se puede afirmar que Zapatero y su proyecto de ingeniería social son la gran obra de la masonería?» Respuesta: «Es el gran artífice”. Ha hecho en España lo que en 1905 hizo en Francia la Ley de la Laicidad. O sea, laicismo. Jule Ferry suprimió por decreto más de 9.000 escuelas no estatales, católicas. Aquí ha sido más suave». ¿Y el Rey? «De Juan Carlos I no digo ni que sí ni que no, aunque la balanza terminó pasando por el aro en Londres”.
En la misma entrevista, el Padre Guerra, dijo lo siguiente sobre Mariano Rajoy:
“¿»En qué se basa?», le pregunta Losada a propósito de la masonería atribuida a Rajoy? La respuesta es la siguiente: «Me lo dijo un masón, me lo confirmó otro masón y me lo reconfirmó un exmasón. Entienda que no pueda dar nombres”.
¿Y qué decir de Pedro Sánchez? Pues solo argumentar que, en la exhumación del féretro de Franco, se llevó a cabo un ritual masónico de castigo, y Antonio Hernández Espinal (Sevilla, 1973), el jefe de estrategia de Pedro Sánchez en el PSOE, el hombre que preparó la campaña socialista para las elecciones andaluzas de 2022, habla de su pertenencia a la masonería como maestro masón.
La Masonería fue prohibida en España con la victoria de Franco, que era un gran conocedor de la misma y controlaba muy bien su forma de operar. Ese conocimiento, fue el que lo llevó a prohibirla. Durante la presidencia del masón José Luis Rodríguez Zapatero, se dio comienzo a una etapa de acoso y derribo contra el Valle de los Caídos, lugar donde se encontraba Franco enterrado (hasta su exhumación en octubre de 2019, promovida por el gobierno de Zapatero y llevada a cabo por el gobierno de Sánchez).
Lo sorprendente del caso es que, según relata Alberto Bárcena, durante la exhumación del cadáver de Franco, hubo un ritual masónico de castigo; siguiendo el rito Escocés Antiguo y Aceptado (en el grado 29 de este rito, el aspirante tiene que pisar un crucifijo con ambos pies), que responde a la necesidad de venganza sobre la persona de Franco, por considerarlo asesino de Hiram Abiff (según la masonería, el arquitecto del templo de Salomón, según la Biblia, un orfebre). Franco, no es sino “el asesino de ese conocimiento oculto que ellos transmiten y que emana del gran arquitecto del templo de Salomón”. Bárcena afirma, que esta información le ha llegado a través de un alto funcionario conocedor de lo que ocurrió.
Al empezar este artículo, el que escribe no tenía pensado surcar este derrotero de los acontecimientos de nuestra historia más reciente. Pero ya que se está, lo terminaremos, narrando lo que aconteció con la exhumación de los restos de Franco y expondremos de manera completa lo ocurrido en la ceremonia o Ritual de Castigo Masónico que llevaron a cabo miembros del actual gobierno socialista. Nos lo narra el mismo Bárcena:
“Unos días más tarde recibí informaciones, concordantes y complementarias, de personas de indiscutible credibilidad, que me parecieron sorprendentes, aunque no increíbles, ni mucho menos:
Hablaban de una ceremonia masónica celebrada dentro de la basílica el día de la profanación. Según las mismas, la propia carpa instalada sobre la tumba era preceptiva en tales casos. Realmente, otra finalidad no se le veía, dado que todo lo allí grabado lo fue bajo el control absoluto de la televisión estatal. Expuse los datos recibidos en un programa de Radio Ya, que Infovaticana publicó resumidamente, el 9 de noviembre de 2019; pero sin dejarse un nombre en el tintero:
«Alberto Bárcena, el historiador español especializado en masonería, ha comparecido en un programa de Radio Ya. El autor […] ha asegurado disponer de una información en la que se asegura que, durante la exhumación de Franco, se celebró un ritual masónico». Se siguió el rito Escocés Antiguo y Aceptado, que responde a la necesidad de venganza sobre la persona de Franco por considerarlo asesino de Hirán Abif», orfebre de Tiro que su soberano envió a Salomón para que colaborase en la construcción del templo; los masones le elevaron al rango de arquitecto de todo el conjunto, resultando asesinado por envidia de sus discípulos, según la leyenda masónica que le ha convertido en un personaje clave en la transmisión de su gnosis. «Franco, para la masonería, no es sino el asesino de “ese conocimiento oculto que ellos transmiten porque son gnósticos”. Ese “saber absoluto” que “se les ha transmitido desde Caín”».
El ritual requiere la participación de nueve personas. «O para ser más exactos, de ocho más uno, puesto que el noveno se incorpora una vez iniciado el rito. De los tres primeros, que son los más importantes, el número uno representa a Salomón, que viene a vengar la muerte de su arquitecto; el número dos es el inspector; y el número tres representa al jefe de los nueve elegidos para buscar al asesino de Hirán.
Bárcena desveló quienes fueron los participantes y de qué manera procedieron»: – Ministra Dolores Delgado (1), notaria mayor del reino. – Don Pedro Garrido Chamorro (2), director general de registros y notariado. – Don Félix Bolaños García (3), secretario general de la presidencia de Presidencia del Gobierno. – Don Antonio J. Hidalgo López (4), subsecretario de la Presidencia, relaciones con las Cortes e Igualdad. – Vidal Santos Yusta (5), médico forense. – Tres técnicos que estaban allí presentes para ejecutar la exhumación de los restos mortales (6, 7 y 8). Don Miguel Ángel Oliver Fernández (9), secretario de Estado de comunicación (este no consta en el acta levantado por la ministra; es el “más uno” que se incorpora más adelante). «Afirma el historiador —continuaba diciendo la misma publicación— que las tres máximas autoridades se situaron separadas en la explanada, y que en el momento clave no estuvieron juntas. Se aplicó el ritual grado noveno, que consiste en que los elegidos, para significarse, dan “nueve golpes, uno de ellos por separado (el que llega el último)”. Según Bárcena, “lo pudieron hacer perfectamente en la basílica o la explanada”.
Además, para realizar el rito se precisa, entre otras cosas, de una escalera de mano de doble hoja (símbolo del grado treinta), de la presencia de dos familiares y de ciertos símbolos de destrucción que rodean el ataúd». Una vez más se demostraría, si así ocurrió, que la nación española no lucha, o no solamente, contra la carne y la sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas… Se comprende que detrás de todo combate entre españoles, o españoles y otros pueblos, las potencias de las tinieblas han intervenido cuanto les ha sido posible. No somos, por supuesto, un caso aislado, pero quizá en nuestro suelo, o detrás de nuestras banderas, esa guerra que no es contra la carne ha sido y sigue siendo más reconocible. No puede sorprendemos que lo que Sánchez ha calificado de consumación del “ciclo democrático” se haya convertido en profanación, acompañada de ceremonia masónica; una ceremonia de venganza que solo buscaría destruir, disgregar, demoler la obra del estadista al que con tanta violencia han arrancado del mayor monumento religioso de la España de su tiempo”.
Pedimos disculpas, por habernos salido de nuevo de la senda histórica que traíamos. No obstante, creemos que ha sido interesante que, al mencionar la condición masónica del abuelo de Zapatero, hayamos conectado con el nieto (que como vemos, también sigue la senda del abuelo) y el resto de la camarilla masónica que padecemos en la actualidad. Aunque parece que al nieto se le ha dado mejor que al abuelo. En el próximo capítulo, seguiremos relatando, los acontecimientos masónicos que llevaron a la Guerra Civil Española.
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