La izquierda radical organiza hoy sábado 13 de agosto en Vigo, un homenaje a Moncho Reboiras que en los años 70 se destacó por su activismo sindical en las huelgas del metal que paralizaron el naval y las industrias auxiliares con enfrentamientos de gran violencia contra las fuerzas de seguridad. Conocido por su militancia comunista e independentista, Reboiras fue dentro de la UPG (Unión do Povo Galego, actualmente integrado en el Bloque Nacionalista Galego) el impulsor de Fronte Cultural Galega.
Acaban de colocarle esta semana en el barrio de Teis (Vigo) una placa junto al nombre de la calle, como decíamos anteriormente se va celebrar con tal motivo un acto hoy sábado 13 de agosto a las 12:00 horas.

El sujeto se trata de uno de los militantes más activos del movimiento separatista gallego
Fue un reconocido sindicalista, miembro de la U.P.G, y F.P.G., otra cosa es el aprovechamiento que han hecho de su nombre y muerte los miembros de A.C.P.G. – P.C.E.(r), especialmente los de Vigo. No tenemos constancia de que hayan autorizado el uso de la placa en esa calle.
Todo esto se está llevando a cabo bajo la dirección y con el beneplácito del señor Abel Caballero, Alcalde de Vigo, gran Barón del PSOE y presidente de la FEMP, que junto a la señora Yolanda Díaz, Vicepresidenta segunda del gobierno y Ministra de trabajo y Economía comunista, forman el dúo perfecto para seguir desenterrando las viejas armas con las que pretenden destruir parte del pueblo español en Galicia.
Reboiras fue uno de los organizadores de la infraestructura para crear un grupo armado dentro del nacionalismo gallego con una clara apuesta por lo que llamaba “una forma de lucha más avanzada”.
Fue precisamente en esta labor organizativa de los primeros grupos violentos en el año 75 que moriría en Ferrol en un enfrentamiento armado con fuerzas policiales. Esta sería la primera semilla de lo que en los años ochenta fuera el Exército Guerrilleiro do Povo Galego Ceive, que estuvo activo de 1986 a 1991 en Galicia y que llevó a cabo unos 90 actos terroristas hasta su desarticulación.
Desde luego, cuando la sinrazón se adueña de la acción, pocas razones podrán hacerles ver lo erróneo. Sin embargo, es acertado poner, con tono objetivo, lo que el autor expone: quién fue, qué hizo y qué quiso el “protagonista”. Negar la unidad de España (con el respeto a cada una de las idiosincrasias que alberga) es negar la evidencia de un hecho. Felicito al autor por dejarlo así de claro.