Hay territorios en España donde un partido político gana por el control absoluto, autocrático y clientelar que ejerce sobre la población. El principal ejemplo lo tenemos en el Partido Nacionalista Vasco, donde sus valores supremacistas fundacionales, teñidos con la falsificación histórica, pretenden implantar un distorsionado pero efectivo pensamiento único en la sociedad vasca.
En otros territorios, el liderazgo político viene acompañado de una figura que, sin duda alguna, se ha ganado a lo largo de los años el respeto y admiración de una parte muy importante de la población, que creen en el direccionamiento mesiánico de aquella persona a quien, acertada o erróneamente, apoyan en las urnas. Alberto Núñez Feijoo, en Galicia, es un claro ejemplo actualmente, como en su día lo fue Felipe González.
Sin embargo, es común que, en gran parte de las citas electorales de España, el ganador resulta ser aquel que no triunfa por sus virtudes, sino por ser el menos malo entre los candidatos. Paradójicamente, los rivales del vencedor político son, realmente, quienes ponen en bandeja el triunfo del contrario, bien por su manifiesta incapacidad o bien por errores estratégicos y de gestión del partido.
En La Rioja, hemos de reconocer que actualmente contamos con una vulgaridad política del más alto nivel dentro del panorama español. La Presidenta, Concha Andreu, no destaca precisamente, por su cultivada cultura ni por su atractiva oratoria, pero hay que reconocerle un despiadado liderazgo interno, un férreo control de las bases, una enorme capacidad de distorsión y un atrevimiento para atribuirse logros, que le hacen destacar claramente dentro de la mediocridad del Partido Socialista Riojano.
A pesar de ello, Concha ganó las elecciones y está teniendo una gobernanza muy tranquila si tenemos en cuenta la cantidad de destituciones y dimisiones que está sufriendo en su gobierno, los problemas continuos con sus socios de Podemos-Izquierda Unida y su nula capacidad en el terreno económico, empresarial y comercial. A ello se le pueden añadir escándalos como el del saharaui Brahim Gali, el continuo baile de profesionales en la alta dirección de la Consejería de Salud en plena pandemia o el conocido como “Sojuela Gate” del podemita Mario Herrera.
Se puede decir que quien más está inquietando a Concha Andreu, en estos dos años y medio de gobierno, son sus propios compañeros de partido y sus socios de Gobierno, lo cual dice bastante de la calidad de oposición política a nivel autonómico que tenemos en La Rioja, empezando por el Partido Popular y acabando por Vox que, hasta la fecha, están haciendo un verdadero camino de rosas a una Presidenta que, en circunstancias normales, tendría que estar muy preocupada por la viabilidad de su reelección.
Sin embargo, el Partido Popular Riojano, al igual que Vox Rioja, sigue alejado de lo que sus afiliados solicitan, principalmente tener definido un líder de partido. Parece una cuestión muy obvia, pues todo partido que se precie con lo primero que debe de contar es con un líder con un cierto carisma, que se rodee de personal cualificado, que controle el partido sin conflictos y que establezca unas directrices claras.
Pablo Casado, Presidente nacional del Partido Popular, ya ha anunciado que el Congreso Regional para elegir al nuevo líder riojano no se celebrará hasta el primer semestre del próximo año, al igual que en el resto de regiones uniprovinciales de España.
El ensimismamiento de Pablo Casado empieza a llegar a niveles preocupantes, pues no puede pretender igualar la situación concreta de cada región por su carácter uniprovincial o pluriprovincial. No es lo mismo la Comunidad de Madrid con Isabel Díaz Ayuso que parte como Presidenta, tras unas recientes elecciones en las que ha arrasado, que La Rioja de José Ignacio Ceniceros derrotado en las urnas, desaparecido y con un partido dividido que no puede esperar a que se clarifique quién va a ser la persona que timonee el proyecto.
Con esta decisión, Pablo Casado tan solo va a conseguir que la fractura del PP riojano sea aún más grande, que las guerras internas se acentúen y que haya un total desconcierto entre la masa de seguidores del Partido Popular que, posiblemente, van a ir despegándose de un partido en el que las traiciones y desconfianzas van a estar presentes demasiado tiempo. Mientras tanto, en este mismo periodo, el PSOE riojano se va a dedicar a reforzar sus estructuras, suplir la ausencia del PP en los pueblos y mostrar una imagen sólida en los medios de comunicación.
La situación del centro derecha riojano, en general, empieza a ser preocupante en todos los partidos que ocupan este espectro ideológico, que cada vez van a tener más difícil conformar una mayoría de gobierno frente al Partido Socialista Riojano que apunta a ganador.
A ello se unen las amplias posibilidades de que un elevado número de los votantes de centro derecha decidan la abstención o, incluso, votar a algún nuevo partido que pueda asomar la cabeza para ocupar el vacío que actualmente ofrecen en La Rioja Partido Popular, Ciudadanos y Vox. Méritos están haciendo para ello, mientras el cabreo entre sus simpatizantes y posibles votantes aumenta exponencialmente.
Por lo tanto, como todo siga así y no espabilen, dentro de año y medio, en las próximas elecciones autonómicas de 2.023, tan solo quedará a los que van a PP-erder saludar a Concha Andreu desde la oposición y tener que esperar otros 4 años, hasta las siguientes elecciones de 2.027, que se dice pronto, para volver a intentar gobernar tras una obligada refundación total del centro derecha riojano, totalmente necesaria en estos momentos y sin más demoras.
Pero, de verdad el PP quiere ganar en La Rioja o más bien mantener el bipartidismo como ha demostrado en Andalucía o Ceuta:
El PP protege al candidato del PSOE a la Junta de Andalucía ante el escándalo del enchufe de su esposa en la Faffe
https://gaceta.es/actualidad/el-pp-protege-al-candidato-del-psoe-a-la-junta-de-andalucia-ante-el-escandalo-del-enchufe-de-su-esposa-en-la-faffe-20210914-1056/