Armenia y Azerbayán decretan un alto el fuego

Tras una reunión de casi 10 horas, ambos países han acordado un alto el fuego en el conflicto que les enfrenta por el control de Nagorno Karabaj.
La reunión fue apoyada y mediada por Rusia, una de las potencias más interesadas en salvaguardar la paz en la región.
Ambas naciones establecen un alto el fuego por razones humanitarias, aunque también económicas ya que el conflicto está resultando devastador para los dos estados.
Tras más de una semana de combates y miles de muertos, el conflicto por Nagorno Karabaj y los alrededores que conectan dicha región con Armenia, y que también están bajo control armenio, se encuentra ahora en un punto muerto.
La precaria y, posiblemente, poco duradera paz conseguida, permitirá hacer recuentos de muertos y heridos, llevar a cabo intercambios de prisioneros y tratar de llegar a alguna solución pacífica (algo que ahora mismo parece poco probable).
El propio presidente de Azerbayán, Ilhan Aliyev, ha dejado claro que no tiene pensado hacer ninguna «concesión».
Y eso solo puede significar una cosa, intento de anexión azerí de Nagorno Karabaj y alrededores y deportación masiva de la población armenia que vive allí desde hace milenios. Cosa que, los armenios no permitirán jamás; no sin luchar hasta no poder más.
Las negociaciones para una paz permanente entre las dos naciones se vienen desarrollando desde mediados de los 90, pero han sido sistemáticamente torpedeadas por ambos estados, cuyos autoritarios y poco democráticos dirigentes, a menudo han recurrido a la amenaza de la nación vecina como chivo expiatorio para mantener al pueblo asustado y bajo control.
Mientras no haya una voluntad real de poner fin al conflicto, asumiendo por ambas partes que es necesario hacer ciertas concesiones y llegar a compromisos; la guerra (que no deja de ser la continuación de la diplomacia por otros medios), será la única vía de resolución que encuentren.