Alguien voló sobre la Constitución Española

Para empezar, la Constitución coloca como eje central a los partidos políticos y no al individuo, por lo tanto lo que se instaura en España tras la muerte de Franco es una partitocracia basada en la alternancia entre partidos y sus satélites subvencionados, donde todo queda supeditado a los intereses de partidos políticos, chiringuitos varios, fundaciones y sindicatos, todos alimentados por el paganini de siempre, que con la escusa de votar arrebataron la verdadera libertad, que es la de antes del 75:

«Progresar con tu esfurezo individual y libre»

Cuando los partidos institucionales se ven amenazados por la aparición y crecimiento de nuevos partidos, el bipartidismo pasa a ser mulipartidismo, y eso explica por qué los miembros electos de los partidos se rinden al acómodo de su situación de disfrute del poder, sea mucho o poco el que tengan.

La Constitución, en lugar de colocar en el centro al ciudadano, también sirve para reforzar la estabilidad del gobierno, con el refuerzo de la ley electoral y del reglamento de las Cortes. Siendo el grupo parlamentario, sujeto a una férrea disciplina y control de voto, el eje de la dinámica parlamentaria. De hecho hay ejemplos claros en esto de como diputados con posiciones claramente contrarias a la disciplina grupal son ajusticiados políticamente.

Este es el precio que tiene pensar por uno mismo, y el ejemplo claro de como el individuo es la nada en este sistema que no es ni de lejos es una democracia. En el caso del grupo del partido que está en el poder, queda como parapeto de las acciones que tome el ejecutivo.

El papel subordinado de la prensa al gobierno es otro de los sintomas de esta obra macabra, bien con ayudas directas, publicidad institucional y/o acceso privilegiado a las deliberaciones y planes del ejecutivo.

La realidad es que, en lugar de servir como control del poder, los medios en España han elegido ser tentáculos gubernamentales, salvo honrrosas expeciones

Con todo, quizá lo más grave es la falta de una cultura de ejemplaridad democrática: el Tribunal Constitucional declara ilegal las medidas del primer estado de alarma, tumba el cierre del Congreso y ha declarado  inconstitucional el segundo estado de alarma, ¿como reacciona el gobierno?, el gobierno permanece impasible e instalado en su impunidad, esa es su reacción.

En Alemania, Reino Unido o Francia se dimite por copiar unos párrafos de una tesis doctoral

En Holanda se convocaron elecciones anticipadas por un varapalo judicial; y aquí el gobierno comunista actúa instalado en la ilegalidad con alevosía, tranquilidad y reincidencia.

Decía el gran Reagan que: «El Estado estaba para garantizar la seguridad de sus ciudadanos, no para decir cómo tenían que vivir sus vidas»

Por desgracia, los españoles creemos más en el Estado que en nosotros mismos. Tal vez lo más llamativo de toda la pandemia haya sido la sumisión de lo españoles al poder, a pesar de la sinrazón y estupidez de las acciones y decisiones de los gobernantes de uno y otro color.

La política es un teatro y como todo teatro, se basa en la mentira, pues todo son disfraces, decorados y frases pensadas para embaucar al público. A eso han llevado a nuestra democracia nuestros líderes, sus cómplices y lacayos.

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