«Política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta, obtusos, loquinarios, botarates, gente impresionable, ligera, sentimental y de poca chaveta, insufrible por su inepcia, injusticia, mezquindad o tontería. La guerra está perdida; pero si por milagro la ganáramos, en el primer barco que saliera de España tendríamos que salir los republicanos, si nos dejaban”
Manuel Azaña
En estos cariñosos epítetos se puede apreciar la opinión que tenía el citado sobre lo que representa el sueño del progre: la ilegal II República. Podrás admirar cuán generoso se mostraba “don Manuel” con la caterva de criminales que abanderaron la intentona de prostituir a España, para convertirla en otra dictadura del proletariado a imagen y semejanza de la rusa. No ahorra calificativos, muy bien merecidos, dicho sea de paso, hacia el mal rojo encarnado en el asesino Frente Popular: los hombres de Stalin en España.
Cada 14 de abril tenemos que padecer la habitual palabrería, charlatanería y estúpidas monsergas de los estúpidos progres con su estúpida y falsaria idea de lo que para ellos fue un ideal político. Un régimen ilegal, criminal y sanguinario que se dedicó a perseguir a todo el que se negó a someterse a la asquerosa hoz y el martillo rojo. Un régimen que nació del odio, vivió del odio y murió odiando. Solo tuvo una cosa buena: que, a Dios y a Francisco Franco, fue aplastado. Siempre tendrán mi agradecimiento.
Querido lector, intentaré contar algunas cosas que son tan ciertas como ocultadas. Empiezo por negar la mayor: la maldita y falsariamente llamada con gran pomposidad y más gilipollez República, no fue un régimen legal ni democrático, ni mucho menos idílico. La II República supuso la mayor aberración conocida y sufrida por nuestra patria en muchos años de historia.
“No quiero ser presidente de una república de asesinos”.
Manuel Azaña
La impuso la izquierda luego de unas elecciones locales, ¡ojo!, no un plebiscito o referéndum sobre forma de organización política, que ganó la derecha, los monárquicos. Alfonso XIII, dicen que para evitar un baño de sangre, decidió poner tierra de por medio y abandonar a su país en las fauces de la siempre antidemocrática izquierda, que dos días después “coronó” el nuevo régimen. A partir de ahí todo empeoró y nada bueno nos ocurrió, salvo que los españoles, con Franco a la cabeza, conseguimos derrotarlos.
¿Y, por qué algo tan nocivo para España goza de esa imagen bondadosa y se exhibe como un ideal democrático? La miserable izquierda, que miente más que habla. También, la patológica cobardía del PP, que con tal de no enfadar al rojerío enfermo, es capaz de aseverar que Franco fue el culpable de todo. Por cierto, que parafraseando a W. Churchill, “todas las naciones del mundo deberían estar agradecidas al General Franco por derrotar al comunismo”. Tomad memoria histórica, rencorosos perdedores. Podéis congratularos con pensar que fuisteis subcampeones.
No pretendo hacer humor de una catástrofe como la vivida por España (1936-1939), Dios me libre, solo faltaba eso. Lo que ocurre es que ya estoy harto de tener que soportar tal cantidad de mentiras, falsedades y hechos inventados ad hoc para intentar, so pena de ser triturado civilmente, política y penalmente, convencernos de lo que no ocurrió, no fue ni nunca será: la arcadia feliz o república ideal de Platon. Nunca.
Entonces, ¿qué fue? Todo lo opuesto a lo que dice la enferma hermandad de la siniestra extrema izquierda de España, que no española. Fue la obra de uno de los mayores genocidas de la historia -comunista, para variar-, Iósif Stalin. Lo que sí consiguió (solo debes consultar la hemeroteca) fue convertirse una autentica máquina perfectamente engrasada para perseguir, secuestrar, mutilar y asesinar. Eso sí fue. Una lacra letal que, bajo la apariencia de falsos ideales, de buenismo per se y otras mierdas propias del lenguaje vernáculo rojo, censuró, encarceló y exterminó sin piedad ni formación de causa.
Por cierto, ya es hora de que se enteren los acomplejados e idiotas líderes del PP, que con tal de recibir la bula en forma de carnet progre, continuamente peregrinan hasta el Sancta Sanctorum izquierdoso –la Ser-Cuatro-la Secta- para ser homologados democráticamente .
En mi libro recién publicado “España Renace”, -perdón por la autocita- hablo largo y tendido sobre esta cuestión, porque la misma lo exige.
Ten presente lo que pretende y hasta ahora ha conseguido los causantes y perdedores de la guerra: apropiarse del pasado para mandar en el presente y seguir haciéndolo en el futuro. Por eso muestran tanto empeño en esta cuestión, les va la vida en ello, que diría la “carga pública e ignoranta” Carmen Calvo, principal defensora de todo lo que tiene que ver manipular e inventar el pasado.
Aportaré algunos datos que soportan la verdad, la realidad objetiva vivida: “Quiero decirles a las derechas que si triunfan –en las elecciones–, tendremos que ir la Guerra Civil declarada… Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos… La democracia es incompatible con el socialismo”, Largo Caballero –el Lenin español–. De un tipejo apodado el Lenin español, ¿qué se puede esperar? Guerra y muerte.
Se estima que más 10.000 religiosos (obispos, curas, frailes, monjas y seglares) fueron asesinados, no sin antes ser humillados, torturados, violados y mutilados. Conviene recordar a las Mártires Concepcionistas, que tuvieron la desgracia de cruzarse con unos comunistas asesinos –milicianos– que no dudaron y sí disfrutaron al asesinarlas.
Solo en el periodo de tiempo que trascurre desde el 16 de febrero al 15 de junio de 1936, meses antes de estallar la guerra: 160 iglesias calcinadas y destruidas; 251 asaltos de templos; 269 muertos; 1287 heridos; 215 ataques personales frustrados; 138 atracos consumados; 23 tentativas de atracos; 379 centros políticos destrozados y asaltados; 113 huelgas generales; 228 huelgas parciales; 10 periódicos totalmente destruidos; 33 asaltos a periódicos e intentos de asaltos y destrozos; 146 bombas; 78 recogidos sin estallar″ y un largo etcétera de actos ignominiosos que es imposible detallar en el presente.
No me puedo olvidar del asesinato del líder de la oposición, don José Calvo Sotelo, por la guardia personal del socialista Indalecio Prieto, previa amenaza de Dolores Ibárruri en el Congreso de los Diputados. Fue secuestrado y ejecutado en una cuneta.
Cuando los actuales izquierdosos, oriundos ideológicos de semejantes asesinos, defienden o ensalzan la República, están abrazando y blanqueando este pasado de persecución, agresiones y asesinatos.
Todo esto fue la II República
Para acabar el presente, debo decir que todo esto quedó cerrado, que no olvidado, con nuestra Constitución de 1978. Un pacto entre vencedores y vencidos para mirar hacia delante y dejar atrás los errores que nos llevaron a la guerra. Una transición, a juicio de muchos, modélica.
Pero, llegó la izquierda y sus resentidos enfermos de odio y volvieron a abrir “la caja de pandora”. Zapatero, Sánchez, Iglesias, Calvo y toda la comitiva de vagos y maleantes que los acompañan, se dedicaron a reabrir viejas heridas ya cicatrizadas, desenterrar a los muertos y volver a enfrentarnos a los españoles que hasta la llegada de esta gentuza basurienta convivíamos perfectamente en paz. Algún día pagaréis por ello.
Querido lector, tal día como hoy no hay nada que celebrar y sí mucho que lamentar.